-Puede que no tenga perdón por esto, pero no puedo seguir
cuidándote
-Mami, ¿A dónde vamos?
-Mami, ¿A dónde vamos?
Para Lorena Montenegro, ese día había comenzado como un paseo matutino a lado de su mamá, o al menos eso era lo que creía.
3 Años atrás, Rosaura Montenegro, a sus 16 años de edad, había dado a luz a su pequeña hija, Lorena Montenegro. Esto le provoco muchos problemas tanto con sus padres como con Lauro, su, en ese entonces, pareja. Nadie quería que tuviera a la niña. “¿Cómo haría una niña para cuidar a otra?” era la única pregunta que se hacían todos, pero ella decidió tenerla, había aceptado el hecho de que su descuido había traído una gran consecuencia que debía enfrentar.
Al principio se las vio completamente negras, todos la rechazaban, nadie parecía querer apoyarla ni un poco; ni siquiera sus padres, que terminaron corriéndola de la casa, un acto completamente inhumano, pero para ellos era más importante su reputación que el cuidado de su única hija.
Finalmente encontró un lugar donde quedarse, La señora Irma, dueña de una vecindad, quien la contrato como ayudante. Durante 3 años no había tenido problema alguno, pero Lorena, al ir creciendo, deseaba explorar su entorno, descubrirlo poco a poco. Disfrutaba tocar las plantas que había cercanas, salir, tal vez tirar algunas cosas o deshacerlas para descubrir su funcionamiento. Obviamente esto a la señora Irma no le pareció y le exigió a Rosaura que buscara un nuevo lugar donde quedarse o que se deshiciera de su hija.
Al principio opto por buscar otro lugar donde se pudieran quedar juntas, más al no encontrar ninguno y caer en la realidad de que aún si lo encontrara sus ingresos eran tan míseros que no le serían suficientes para pagar rentas y cuidar de una niña en pleno crecimiento, tomo la decisión de buscar a alguien con quien pudiera dejar a su hija.
Busco entre sus amigos, los pocos familiares que encontraba pero todos le daban la espalda, nadie quería ayudar a “una niña descarrilada”. Según los pensamientos erróneos de sus conocidos eso le serviría de experiencia para hacerse más responsable y que escarmentara lo que había hecho en el pasado.
Ambas se sentaron en una barda de la calle, Rosaura estaba desesperada, 25 de Junio de 2013, era su último día para encontrar un lugar para la niña o ambas serían echadas de la vecindad con sus pocas pertenencias.
-Perdóname princesa, en serio perdóname-decía mientras varias lagrimas corrían por sus mejillas
-Mami, ¿por qué lloras?- con su manita limpiaba unas cuantas lagrimas- yo te quiero mucho, no entiendo porque debo perdonarte. Siempre has sido muy buena conmigo, a pesar de que soy mala niña y me meto en muchos problemas con la señora Irma
Rosaura abrazo a su hija y sonrió, después de todo en su intento de madre primeriza no había fallado hasta ese entonces.
En esa escena algunos se detenían un momento para hacer un leve comentario y después marcharse. Nadie era lo suficientemente solidario como para siquiera acercarse a preguntar lo que les pasaba, jóvenes, niños, adultos, todos pasaban y seguían con su ritmo de vida hasta que una pareja de más o menos 40 y 45 años se detuvieron conmovidos por la escena entre madre e hija.
-¿Se encuentran bien?
-No, la verdad es que no-sollozo Rosaura- no sé qué hacer
-¿Qué les ocurre?- pregunto el hombre de edad mayor, ojos azul cielo y cabello castaño, al verla llorar de nuevo.
-Mi hija, necesito un lugar nuevo para vivir con ella o a alguien que pueda cuidarla mientras yo trabajo.
-Puede que no conozcamos a nadie, pero podemos acoger a tu hija. ¡Que más nos gustaría acoger a ambas! pero nuestra casa es algo pequeña- menciono la mujer. Su mirada avellana demostraba sincera tristeza por la joven.
-¿En serio?, ¿Ayudarían a una desconocida cómo yo?
-Claro, bien dice el refrán “Has el bien, sin mirar a quien” se ve que eres una buena niña, solo que cometiste unos cuantos errores y por eso te has visto en esta situación.
-Y Si te preocupa el lugar donde se quedaría tu hija puedes acompañarnos a ver la casa, queda no muy lejos de aquí.
-Aunque primero desearíamos saber el nombre de ambas.
-Oh claro, mi nombre es Rosaura Montenegro, tengo 19 años y ella es mi hija, Lorena Montenegro de 3 años de edad apenas.
-Nosotros somos Ulises Ibor y Elena Ladis, síguenos.
Los cuatro caminaron hasta una calle un poco solida, pero aún así con mucha vida, pues se veía una gran armonía entre los vecinos. Los llevaron hasta una casa mediana, fachada de color lila, aunque la pintura estaba algo desgastada por el paso de tiempo, puerta negra de madera y un pequeño jardín antes de entrar. Dentro de ella todo era más conservador, varias fotos enmarcadas sobre las paredes, una sala de tapizado café que hacía juego con el comedor del mismo color. Le mostraron la habitación donde su Lorena se quedaría, la cual era acogedora a la vista, pintada de color rosa, con una cama individual al centro, un ropero a mano derecha, una ventana donde los rayos de sol se filtraban y se tenía acceso a vista de la calle, contaba con baño propio y una pequeña televisión.
-¿Te agrada, Lorena?
-Si mami, es bonito este lugar
-¿Te gustaría quedarte aquí?
-¡Claro! Ambas seriamos muy felices aquí
-Lo serás, ya verás que sí.
Rosaura se quedo el resto de la tarde con los señores y con Lorena, hasta que la pequeña se quedo dormida, la arropo en la cama, pidió que cuidaran muy bien de la niña y regreso a la vecindad de la señora Irma.
Los meses pasaron, Rosaura visitaba cada que podía a Lorena, sus visitas eran constantes, hasta que un día ella desapareció, no volvió a ni a casa de los señores ni a la vecindad. Muchos dicen que huyo del lugar para no tener que volver a hacerse cargo de la niña, otros dicen que fue secuestrada y al no pagar el rescate fue asesinada, otros dicen que simplemente se suicido al haber perdido a su hija, nadie sabe la verdad y, hasta el día de hoy, sigue siendo un completo misterio
La vida de Lorena fue tranquila desde que llego a casa de ambos señores, incluso después de haberse separado de su madre tan abruptamente, creció con la pareja, adoptándolos como sus “abuelos”. Aproximadamente, a los ochos años comenzó a desarrollar una habilidad muy poco común. De la nada empezó a ver pequeñas partes del futuro mediante de sus sueños, la pequeña niña no podía comprender el cómo es que las cosas que veía dormida venían a la realidad, lo tomó como simples supersticiones que no tomó en cuenta, si no hasta los 12 años.
Lorena regresaba de la escuela, a las 2 de la tarde como siempre, acompañada de Vania, su mejor amiga, o mejor dicho, la única, pues la mayoría de sus compañeros de clase la rechazaron al momento en que se enteraron que podía ver el futuro.
-Oye Lorena, ¿Qué te pasó?- la miró preocupada- desde la mañana has estado muy callada, ni pareces tú.
-No…es solo qué-suspiró- ¿Recuerdas que hay algunos sueños, míos, que se vuelven realidad?
-Sí, es de los datos curiosos e interesantes de ti- rió levemente- pero ¿Por qué te tienen así?
-Es mi abuelo.
-¿Qué pasa con él?
-Bueno, mejor dicho mis abuelos- sus ojos se dirigieron al suelo y continuó- los vi morir.
-¿Qué?- contestó incrédula- Tienes que haberte equivocado
-Imposible, conozco a la perfección los sueños que son predicciones, no es fácil de explicar, pero tengo un método que me da las señales pertinentes.
-¿Hay forma de que lo evites?
-No lo sé, no creo… por más que evite que me tacharan de bruja en el salón me fue imposible
-Es que…eso no puede ser cierto.
-Espero estar equivocada.
Vania se despidió de Lorena y entró a su casa. Mientras, la joven Montenegro, continuó caminando hasta su hogar donde fue recibida, con una sonrisa y un cálido abrazo, por parte de sus dos únicos familiares.
Subió a su cuarto, atormentándose aun por sus sueños, dejo la mochila sobre la cama y bajó para comer a lado de sus abuelos, antes de que ellos regresaran a su respectiva ocupación y dejar, a su querida nieta, sola hasta las 8 de la noche.
-Se cuidan mucho-sonrió Lorena- Los esperaré con un café de olla como les gusta
-Te vemos en un rato- contestó Ulises- cuídate y no dejes entrar muchos hombres a la casa
-Yo que quería hacer una mega fiesta-contestó desanimada
-Mientras no dejen mucho desorden-rió Elena- podrás hacer lo que quieras
La familia se abrazó y cada quien partió a sus distintos destinos; El señor Ulises trabajaba como asesor telefónico, mientras que la señora Elena trabajaba como recepcionista en una oficina jurídica, ambos buscaban el mayor bienestar de la niña. Al no tener hijos propios se encargaron de cuidar de Lorena desde que Rosaura la había dejado con ellos, nunca supieron qué, pero Lorena era ese tipo de niñas que nunca se dejaban vencer por más mala que fuera la situación, suponían que eso lo había o aprendido de su madre, o tenido que aprenderlo a la mala por los problemas en la escuela.
Pasaron dos semanas y Lorena, poco a poco, se olvidó de aquel mal presentimiento que había tenido con sus abuelos, aunque eso no significaba que estaba del todo tranquila, lamentablemente cuando ella soñaba algo tan vívido como eso, tarde o temprano se volvería realidad.
Busco por todos los medios posibles la interferencia para evitar la partida de sus personas más queridas, ella sabía que, si ellos no estaban, su vida sería difícil. Después de todo, solo ellos cuidaban de ella, no tenía a nadie más y lo que menos quería era ir a parar a un orfanato.
Llegó de la escuela, un martes 13, una hora más tarde de lo normal y encontró a sus abuelos aun con vida.
Ese día se le dificultó hablar del porque de las cicatrices de sus brazos y los moretones de sus costillas, tenía una semana que sus compañeros del salón la acosaban, le escondían las cosas y en muchas ocasiones la golpeaban, dejándola tirada en calles cercanas a su casa.
Quería gritar, quería librarse de todo eso, pero no pudo, al llegar más tarde de lo normal, encontró a sus abuelos muy apresurados por regresar a sus distintos trabajos; al estar sola de nuevo, subió a su cuarto, se encerró en el baño y con la navaja en manos, comenzó a hacer pequeños cortes en el antebrazo (sin llegar a las venas) no pudo desahogarse por medio del dialogo, así que trató de apaciguar el dolor emocional con el dolor físico.
Con sumo cuidado limpió las heridas y la sangre que corría por las mismas, se encargó de tirar toda evidencia que quedara y reanudo sus tareas con lágrimas en los ojos.
El reloj marcó las 9 de la noche y sus abuelos volvieron a casa, mientras Elena se encargaba de preparar la cena, Ulises se peleaba con Lorena para lograr despertarla, al ver que sus acciones eran en vano, fue al comedor y cenó, solamente, con su esposa.
-¿No has notado distante a Lorena?-preguntó Elena
-Un poco-respondió Ulises- está más callada y sus ojos no brillan como antes.
-¿Sus problemas escolares se habrán agravado?
-No lo sé-suspiró- ¿Te parece si mañana vamos a hablar con los directivos?
-Sería pertinente.
Ambos terminaron de cenar y después del noticiero de las 10 se fueron a dormir, aun preocupados por su niña.
Las 7 de la mañana del día siguiente y el trinar de los pájaros le informó a la pareja que era hora de levantarse para hablar con las autoridades escolares para tratar de arreglar algo, aunque nunca se imaginaron que esa pequeña plática sería lo que desencadenaría una tragedia grande.
Llegaron a la oficina del director quien, amablemente, les ofreció un café casi de inmediato, su plática se llevó aproximadamente una hora, todo lo que los señores pedían era que cuidaran bien de su hija, el director, hipócritamente dijo que así sería y los despidió convenciéndolos de que Lorena tendría una mejor experiencia académica; ambos abuelos se marcharon del plantel con una sonrisa en el rostro.
A las 10 de ese día, el director se dirigió al salón de 1o “d” y pidió a Mariana que saliera un momento, la joven de cabello rizado dejó sus plumas y salió a atender el llamado del director.
-Los padres de "La brujita" vinieron a hablar conmigo esta mañana
-¿Me puedo deshacer de ella de una vez?-preguntó con un tono de voz muy
infantil
-Solo síguela molestando, hay que hacer que parezca que su salida es voluntaria, sabes que no puedo permitir que haya un problema de tal magnitud en la escuela.
-Está bien papi
La niña de ojos verdes, Mariana Gabardos era la hija del director Aron Gabardos quien no toleraba a niños que fueran “raros” o que salieran del término de “normalidad” que él tenía en mente; el director al enterarse, a principios de año, de la habilidad de Lorena, se empeño en hacer que partiera de la escuela y para ello utilizaba a su hija, quien ejercía el acoso escolar sobre Lorena.
-Solo síguela molestando, hay que hacer que parezca que su salida es voluntaria, sabes que no puedo permitir que haya un problema de tal magnitud en la escuela.
-Está bien papi
La niña de ojos verdes, Mariana Gabardos era la hija del director Aron Gabardos quien no toleraba a niños que fueran “raros” o que salieran del término de “normalidad” que él tenía en mente; el director al enterarse, a principios de año, de la habilidad de Lorena, se empeño en hacer que partiera de la escuela y para ello utilizaba a su hija, quien ejercía el acoso escolar sobre Lorena.
Mariana regresó al salón con una sonrisa en los labios, a
fin de cuentas su padre le había dado la autorización de martirizar a una pobre
niña que solo buscaba ser aceptada y estudiar; la joven de cabello rizado le
avisó a Mauricio, su novio, Gabriela y Laura, sus dos mejores amigas y a cuanto
alumno ella conociera que estaba segura que le ayudarían, los citó a la salida
en la parte trasera y todos cumplieron con la promesa.
Para mala suerte de Lorena, Vania no había ido ese día
por problemas de salud, así que se veía obligada a irse sola a su casa,
arriesgándose por completo a los malos tratos de sus compañeros, temerosa, al
sonar la campana, tomó sus cosas e intento salir lo más rápido posible del aula
pero le fue obstruida la salida por Mauricio.
-¿A dónde crees que vas?-le cuestiono
-A mi casa-contestó con un hilo de voz
-Tú no te irás de aquí hasta que no termine contigo, ¿entendiste?-habló Mariana
-Tengo que llegar temprano
-No me importa
-A mi casa-contestó con un hilo de voz
-Tú no te irás de aquí hasta que no termine contigo, ¿entendiste?-habló Mariana
-Tengo que llegar temprano
-No me importa
Mariana tomó a Lorena del cabello y la azotó contra la
pared provocándole una pequeña herida que le comenzaba a sangrar.
-¿Por qué me haces esto?-dijo con lágrimas en los ojos-
yo nunca te hecho nada
-Pero eres rara, alteras la tranquilidad de la secundaria con tus estúpidos sueños predictivos, no mereces convivir con nosotros
-¡No es mi culpa!-Sollozo- yo no pedí esta habilidad a nadie
-Del mismo modo que nadie te solicitó en esta escuela- hizo una seña y 2 chicos de un salón alterno aparecieron con un par de cuerdas- amárrenla y llévenla detrás de la escuela
-Pero eres rara, alteras la tranquilidad de la secundaria con tus estúpidos sueños predictivos, no mereces convivir con nosotros
-¡No es mi culpa!-Sollozo- yo no pedí esta habilidad a nadie
-Del mismo modo que nadie te solicitó en esta escuela- hizo una seña y 2 chicos de un salón alterno aparecieron con un par de cuerdas- amárrenla y llévenla detrás de la escuela
Ambos pelinegros amarraron a Lorena quien solo lloraba
mientras trataba, inútilmente, de zafarse de las amarras, cuando estuvo lista,
otros tres chicos aparecieron, dos castaños y uno rubio, para entre los cinco
llevar a la presa donde la chica de ojos verdes.
Llegaron a la parte trasera de la escuela y aventaron a
Lorena a los pies de Mariana, ella solo la miraba con desprecio mientras Lorena
trataba de soltar las cuerdas que la ataban. Mariana se levantó de donde se
encontraba sentada, se acerco lo suficiente a Lorena y piso su espalda baja.
-¿Te irás de esta escuela?
-No…-sollozó- aquí quisieron que estudiara, aquí terminaré
-Me vale si te pusieron aquí, quiero que te vayas de mi escuela, hazlo antes de que te pese más
-No…
-Has dictado tu sentencia de muerte.
-No…-sollozó- aquí quisieron que estudiara, aquí terminaré
-Me vale si te pusieron aquí, quiero que te vayas de mi escuela, hazlo antes de que te pese más
-No…
-Has dictado tu sentencia de muerte.
Gabriela y Laura aparecieron de atrás de Mariana, las 3
jóvenes comenzaron a patearla en diferentes partes del cuerpo mientras que los
demás presentes grababan y reían ante la situación, algunos le aventaban
basura, botellas, bolas de papel o lo que tuvieran a la mano y Mauricio se
encargaba de cuidar que nadie viniera a interrumpir la escena.
Lorena solo quería que su sufrimiento terminara, estaba
agotada, lastimada, las cuerdas le lastimaban las muñecas, entre llanto
suplicaba que la dejaran, así siguió la tortura un largo rato hasta que un
joven de 15 años llego y alejó a los atacantes, intimidándolos con un bate de
baseball (Ventajas de tener las practicas después de la escuela), se acerco a
Lorena y trató de reanimarla al verla, casi, inconsciente por el cansancio y
las heridas.
-¿Quién eres?-preguntó aún llorando
-Yael… ¿Por qué te estaban pegando?
-Me lo merezco, supongo…soy la rara del salón y quieren librarse de mi
-Nadie se merece que lo traten de esa manera-con cuidado desamarraba las cuerdas- una carita tan linda, cómo la tuya, no tiene porqué estar cubierta de lágrimas y mucho menos lastimada
-Gracias-sonrió con dificultad
-Yael… ¿Por qué te estaban pegando?
-Me lo merezco, supongo…soy la rara del salón y quieren librarse de mi
-Nadie se merece que lo traten de esa manera-con cuidado desamarraba las cuerdas- una carita tan linda, cómo la tuya, no tiene porqué estar cubierta de lágrimas y mucho menos lastimada
-Gracias-sonrió con dificultad
Yael ayudó a Lorena a levantarse y le sonrió. Lorena
tenía frente a ella un chico 3 años mayor que ella, de sonrisa reconfortante,
con cabello negro en el típico corte escolar, tez blanca y suave, de ojos café,
quien le había detenido la tortura que debía recibir esa tarde.
-¿Qué tan lejos está tú casa?
-Cómo a 6 calles ¿Por qué?
-Bien- se rascó la nuca- de por sí ya voy a llegar tarde a mi clase así que…será mejor que te acompañe, podrían volver
-N-no quiero incomodarte
-Tranquila, no es nada
-Cómo a 6 calles ¿Por qué?
-Bien- se rascó la nuca- de por sí ya voy a llegar tarde a mi clase así que…será mejor que te acompañe, podrían volver
-N-no quiero incomodarte
-Tranquila, no es nada
Yael tomó la mochila de Lorena y, ayudándola a caminar,
la llevo en silencio hasta su casa, a pesar de que le hacía curiosidad la
situación de Lorena, decidió que no era prudente hacerle preguntas
relacionadas.
-Es aquí-señalo su casa
-¡Que acogedora luce!
-Créeme que lo es
-¡Que acogedora luce!
-Créeme que lo es
Lorena tomo su mochila, se despidió de Yael y al entrar a
su casa se dirigió, con trabajo, a su cuarto para limpiarse y curar las
heridas.
Para fortuna de Lorena, sus abuelos ya se habían ido a
trabajar dejándole solo una nota que le indicaba donde estaba la comida.
Desde ese encuentro, Yael, día tras día, se encuentra a
la salida de la secundaria de Lorena esperándola para acompañarle hasta su
casa, el día, para la joven de cabello negro y ojos tristes, mejoraba solamente
con ver la sonrisa de su amigo.
Todo comenzaba a mejorar, entre comillas, ya qué, sus
compañeros, aun la molestaban durante las clases, pero todo le mejoraba con el
recuerdo de que tiene una familia que la espera y un par de amigos que la
protegen.
-¿No has pensado en que le gustas a Yael?-comentó Vania-
es decir, un chico no hace lo que él nada más porque sí
-No lo sé-rió Lorena- pero me da gusto que alguien se interese de alguna manera en mi
-¿Y qué hay de mi?-contestó celosa
-Tú callas porqué sabes que eres como la hermana que nunca tuve
-¡Lo sabía!
-No lo sé-rió Lorena- pero me da gusto que alguien se interese de alguna manera en mi
-¿Y qué hay de mi?-contestó celosa
-Tú callas porqué sabes que eres como la hermana que nunca tuve
-¡Lo sabía!
Las amigas rieron y se abrazaron, en la casa, sus abuelos
estaban felices por ver el cambio de actitud de Lorena, las cosas parecieran
que tomaban un mejor rumbo aunque, lamentablemente, no era así.
Aunque Lorena se le veía feliz por los acontecimientos a
su alrededor, seguía siendo la misma niña vulnerable por dentro, aquella que,
aunque fuera por un simple comentario, volvía a la depresión en la cual vivía
Llegaron las vacaciones de Diciembre, Lorena y sus
abuelos se habían quedado en su casa para pasar los días juntos, o al menos lo
que pudieran, ya que solo el 24 y 25 tendrían libres los días enteros. Lorena
se quedaba todo el día en casa, procurando lo necesario y estudiando lo visto
en clases para no olvidar nada.
Sus amigos, Vania y Yael, habían salido de vacaciones a visitar familiares lejanos, los únicos que se quedaron fueron sus enemigos principales, Mariana, Gabriela, Laura y Mauricio se quedaron y siempre la rondaban para poder deshacerse de ella, a fin de cuentas, estaban en temporada vacacional, por ende, nadie se enteraría que había sido encargo del director de la escuela y no habría problema alguno.
El 20 de diciembre, Lorena, decidió salir a dar un paseo durante la tarde, ya estaba fastidiada de tanto encierro, ella no estaba enterada que sus enemigos la observaban de lejos así que se fue sin preocupación alguna. Paseando por los puestos del mercado, buscando un buen regalo para sus abuelos, sintió como una mano le cubría la boca y otras cuatro la jalaban hacia un callejón oscuro.
-Es hora de arreglar cuentas- dijo Laura
-No podemos permitir que sigas molestando de esa manera a Mari ni a su papi-habló Gabriela
-Mi princesa te castigará por llegar a nuestras vidas-interrumpió Mauricio
Los 3 chicos le cubrieron los ojos, la boca y la amarraron de manos y pies, sintió como un par de manos, más fuertes, la cargaban para aventarla en la parte trasera de un auto que estaba cerca, por más intentos de llamar la atención todo le fue en vano, pareciese que se hubieran vuelto invisibles en el momento, cuando menos se dio cuenta el auto estaba en movimiento, las lágrimas no dejaban de correr por sus mejillas y de un golpe en la cabeza quedó inconsciente.
Cuando despertó, miró a su alrededor, estaba en una bodega, varias cajas apiladas se encontraban alrededor, trato de moverse pero le fue imposible, seguía amarrada, sin oportunidad de escapar
Al poco rato se abrió la puerta, dejando ver la silueta de una joven, de 13 años de edad, quien, lentamente, se fue acercando hasta Lorena con una sonrisa macabra.
-Mariana- la miró- ¿Por qué haces esto?
-Ya te lo había dicho- rió y la alzo por el cabello- quería que te largaras y si no lo hiciste por las buenas, lo harás por las malas.
Sus amigos, Vania y Yael, habían salido de vacaciones a visitar familiares lejanos, los únicos que se quedaron fueron sus enemigos principales, Mariana, Gabriela, Laura y Mauricio se quedaron y siempre la rondaban para poder deshacerse de ella, a fin de cuentas, estaban en temporada vacacional, por ende, nadie se enteraría que había sido encargo del director de la escuela y no habría problema alguno.
El 20 de diciembre, Lorena, decidió salir a dar un paseo durante la tarde, ya estaba fastidiada de tanto encierro, ella no estaba enterada que sus enemigos la observaban de lejos así que se fue sin preocupación alguna. Paseando por los puestos del mercado, buscando un buen regalo para sus abuelos, sintió como una mano le cubría la boca y otras cuatro la jalaban hacia un callejón oscuro.
-Es hora de arreglar cuentas- dijo Laura
-No podemos permitir que sigas molestando de esa manera a Mari ni a su papi-habló Gabriela
-Mi princesa te castigará por llegar a nuestras vidas-interrumpió Mauricio
Los 3 chicos le cubrieron los ojos, la boca y la amarraron de manos y pies, sintió como un par de manos, más fuertes, la cargaban para aventarla en la parte trasera de un auto que estaba cerca, por más intentos de llamar la atención todo le fue en vano, pareciese que se hubieran vuelto invisibles en el momento, cuando menos se dio cuenta el auto estaba en movimiento, las lágrimas no dejaban de correr por sus mejillas y de un golpe en la cabeza quedó inconsciente.
Cuando despertó, miró a su alrededor, estaba en una bodega, varias cajas apiladas se encontraban alrededor, trato de moverse pero le fue imposible, seguía amarrada, sin oportunidad de escapar
Al poco rato se abrió la puerta, dejando ver la silueta de una joven, de 13 años de edad, quien, lentamente, se fue acercando hasta Lorena con una sonrisa macabra.
-Mariana- la miró- ¿Por qué haces esto?
-Ya te lo había dicho- rió y la alzo por el cabello- quería que te largaras y si no lo hiciste por las buenas, lo harás por las malas.
Comenzó a patearla, nuevamente, hasta el cansancio, con
una navaja, en el brazo derecho, le hizo cortes simulando sus iniciales,
viéndola tirada y sangrando, Mariana, no pudo evitar el comenzar a reír cómo
desquiciada, Lorena, asustada, solo pedía piedad por su vida, no quería morir
en ese lugar, no quería que su vida acabará de esa manera tan cruel, no ahora
que había encontrado a alguien que podría llegar a quererla como tal.
-Te juro que me iré- lloraba- pero por favor…déjame vivir
-¿Estás segura?
-Sí…pero basta ya…
-¿Estás segura?
-Sí…pero basta ya…
Mariana tronó los dedos y tres hombres vestidos de negro
aparecieron en la habitación, desamarraron a Lorena y la tomaron por los
brazos.
-No te quiero ver rondando de nuevo… que te irá mal
Lorena, con los ojos hinchados de tanto llorar, asintió
con la cabeza, recibió una última cachetada por parte de Mariana y los hombres
la lanzaron fuera del almacén. Lastimada, con dificultad para moverse y con
grandes cantidades de sangre perdidas, comenzó a caminar sin rumbo fijo, no
sabía dónde estaba, lo único que distinguía era la carretera que estaba a su
lado, los autos pasaban y las pocas personas que rondaban la miraban con
curiosidad pero sin intenciones de hacer nada.
Cuando su cuerpo no le dio para más se dejo caer en la
tierra caliente a un lado de la carretera, no sabía dónde estaba, a donde iba,
que sería de ella si nadie la atendía, que pensarían sus abuelos al no
encontrarla…con lágrimas en los ojos, su mundo se tiño a negro y no supo de si
hasta una semana después.
Despertó en el hospital, Vania, Yael y sus abuelos se
encontraban en la habitación, todos preocupados por su salud, al verla
reaccionar sonrieron y llamaron de inmediato a los doctores.
-¿Dónde estoy?- preguntó mientras se sentaba en la
camilla- ¿qué me pasó?
-En el hospital-respondió Yael
-Te encontraron inconsciente en la carretera y te trajeron de urgencia-completo Vania- ¿quién te hizo eso?
-En el hospital-respondió Yael
-Te encontraron inconsciente en la carretera y te trajeron de urgencia-completo Vania- ¿quién te hizo eso?
Las lágrimas de Lorena no se hicieron esperar, tenía
miedo de que pasara algo peor por echar de cabeza a Mariana pero, si ya se iba
a salir de esa escuela, no tenía ya nada que perder, se armó de valor y miro a
los presentes, incluidos sus abuelos, quienes iban entrando en ese momento
acompañados del doctor Avilés.
-Lo que pasa es que… bueno, todos tienen noción de esto,
mis abuelos trataron de arreglarlo pero no se pudo, Vania me ha ayudado a
defenderme de los de la escuela y Yael... bien, él me salvo de una golpiza que
me estaban dando, Mariana Gabardos me hacía bullyng, pero no solo eso, su
padre, el director de la escuela era quien le daba la pauta para ejercerlo
sobre mi
-¿Inclusive el director estaba en esto?-exclamó asombrada Elena
-En efecto abuela-suspiró- nadie me ve bien allá por mi tipo de sueños, al director no le agrada nada que salga de la “normalidad” por eso es que le dijo a su hija que me ahuyentara del plantel y lo logro… ya no quiero ir más a esa secundaria
-¿Inclusive el director estaba en esto?-exclamó asombrada Elena
-En efecto abuela-suspiró- nadie me ve bien allá por mi tipo de sueños, al director no le agrada nada que salga de la “normalidad” por eso es que le dijo a su hija que me ahuyentara del plantel y lo logro… ya no quiero ir más a esa secundaria
Los ojos de Lorena se nublaron por las lágrimas, recordar
todo eso le dolía en el alma, tal vez no tanto lo físico, si no los crueles
comentarios que solían hacer sobre ella, ambos abuelos abrazaron a su nieta
mientras que Yael y Vania salían en silencio de la habitación dejando a la
familia sola.
-¿Qué planean hacer?-preguntó el doctor
-Una denuncia sería conveniente-comentó Vania asomando la cabeza
-Concuerdo con la niña-rió Elena
-No-intervino Lorena- déjenlo ya así…solo quiero olvidar lo sucedido
-¿Acaso quieres que alguien más sufra lo que tú? ¿Acaso quieres que mas niñas vayan por ahí, siendo martirizadas por la estúpida de Mariana?
-No…claro que no
-Una denuncia sería conveniente-comentó Vania asomando la cabeza
-Concuerdo con la niña-rió Elena
-No-intervino Lorena- déjenlo ya así…solo quiero olvidar lo sucedido
-¿Acaso quieres que alguien más sufra lo que tú? ¿Acaso quieres que mas niñas vayan por ahí, siendo martirizadas por la estúpida de Mariana?
-No…claro que no
-Entonces ve a declarar pequeña- sonrió Yael
La familia dirigió la vista a la niña, quien, aun
llorando, asintió con la cabeza, Lorena había encontrado una fortaleza para
apoyarse, o más bien, se había dado cuenta de que la tenía, sonrió ante los
presentes y acepto llevar su caso a la corte.
Tras 6 largos meses de juicio contra Mariana y Aron, su
padre, se dictó la sentencia encontrándolos culpables de acoso escolar e
intento de asesinato a una menor de edad, su sentencia fueron, 4 años de
prisión, para Aron y 3 años en la correccional de menores.
Lorena logró volver a la misma secundaria, siendo ya
feliz finalmente, conviviendo, como es debido, con sus compañeros de clase,
quienes la aceptaban aun con todo y sus sueños, después de todo, la única que
había metido la semilla de la discordia entre los alumnos y la joven Montenegro había sido Mariana todo el tiempo.
Hay que aprender a hablar con la verdad de los problemas,
saber gritar cuando es debido, no dejarnos vencer ante los insultos o
intimidaciones de las personas, habla con tus conocidos, no dejes que nadie te
haga sentir la misma soledad que sintió Lorena.
¿Y por el sueño? Gracias a todo lo que sucedió, ella se
había olvidado completo de él y no se cumplió, la familia logró vivir feliz
durante un largo tiempo, Vania siguió con la función de su mejor amiga, casi su
hermana, mientras que Yael cambió su papel de amigo por un papel de novio.
Finalmente la joven, Lorena Montenegro, pudo sonreír de
verdad, el dolor de haber perdido a su madre y el dolor provocado por Mariana
poco a poco se desaparecieron de su vida, la soledad de Lorena, finalmente se
disipo.
VANESSA JAQUELINE SÁNCHEZ VELÁZQUEZ
¡Buenas noches lectores!...Cómo podrán notar cambié el playlist y el diseño de blog.
Se viene un nuevo año y quiero comenzarlo con la música que me hizo crecer y con un diseño renovado.
Espero disfruten de este cuento de mi autoría, como todo lo que ven aquí, lo escribí hace 2 meses y medio más o menos. El tema que se abarca es uno que, lamentablemente, viví en carne propia tiempo atrás. El famoso acoso escolar.
No tengo mucho que decir.
Atte: Una Galleta Escritora.