viernes, 10 de enero de 2014

Una noche de copas 1: Su regreso a Saitama.

Antes de contar todo lo que me aqueja, me quiero presentar. Mi nombre es Sakamoto Shizune, soy una amiga cercana de Ninomiya Shinji, crecimos, estudiamos e incluso, por una temporada, trabajamos juntos. Realmente somos muy unidos.

Nuestra historia comenzó en sus últimas vacaciones de invierno. Para esto ya había pasado un año desde que lo vi por última vez. El estar con su banda lo mantiene alejado de Saitama.

Esa noche, de sábado, me citó en un bar cercano a casa de sus padres. Tenía 3 semanas de descanso, así que decidió regresar al lugar que lo vio nacer y crecer.

Honestamente me sentía ansiosa y gustosa de verlo, dejando de lado esos cursis sentimientos hacía él, ShinShin era mi mejor amigo de toda la vida; le mantenía una fachada de amor fraternal y, realmente, lo había extrañado. Usualmente, aunque tuviera vacaciones, siempre estaba cerca de sus compañeros de la banda.

El reloj me marcó las 9 de la noche. Después de pelearme con mi atuendo, realmente algo sencillo blusa y pantalón negros acorde con zapatos del mismo color, salí a aquel bar donde todo cambiaría.

Al llegar al lugar voltee a los alrededores sin poder encontrarle a la vista. Solté un suspiro. Me encaminaba a una mesa cuando sentí unos finos dedos enredarse, juguetonamente, en mi cabello.

-¡Shinji!- Me quejé- Te he dicho hasta el cansancio que no enredes mi cabello.
-¿Quién mejor que yo para ser tu estilista?-Bromeó- Aparte te va a quedar bien un toque despeinado en ese cabello lacio.
-Que tú andes despeinado por la vida.- Retiré sus manos. Me giré en los talones y finalmente lo vi. ¡DIOS! Esos ojos, esa sonrisa divertida que suele regalarme, esos dedos largos, algo fríos por el clima y ese porte elegante… pude haber caído ante sus pies.- No dará pauta a que yo lo haga de igual manera.
-Nada te gusta.

Rió levemente, para luego estrecharme en sus brazos. Tontamente me sonrojé y terminé correspondiendo ese abrazo, el cual el apretó. Simplemente hundí la cara en su pecho, respiré su colonia (Olía algo dulce y suave…realmente no sé describirla, simplemente es única) y sonreí. Finalmente se separó y me miró fijo a los ojos.

-Tanto tiempo sin verte Shizu-chan- Acomodó mi cabello.- ¿Creciste? O ¿De casualidad me encogí?
-Existe algo mágico llamado tacones.- Alcé levemente mi pie derecho y le mostré mi calzado.- No sé si lo conozcas de casualidad.
-¡Tramposa!-Exclamó y se alejó un poco.- Sabes que me gusta la diferencia de estaturas.
-Sí… lástima ShinShin, hoy no.

Hizo una mueca de disgusto y terminó sonriéndome. Ambos nos fuimos, primeramente, a la barra. Pedimos un par de cervezas y ahí conversamos durante un rato. Las experiencias que vivía, junto a su banda, me parecían divertidas e interesantes, algunas locas pero igualmente fascinantes. Su vida no era tan fuera de lo común, solo a una vida tranquila agregarle 3 amigos, un poco de rock, fans y discos o giras. Bien, lo acepto, si suena cosa del otro mundo, pero para él parecía algo normal.

A mitad de la velada nos movimos a uno de los sillones del lugar. Realmente ya estábamos un poquito pasado de copas. Pero es que ambos jóvenes “yo puedo beber más que tú” llegaron a nosotros.

Me senté a una distancia considerable de él. Continuamos bebiendo y platicando. Las horas pasaban y las luces, de repente, bajaban. Al parecer, desde la última tormenta, había algunas fallas en la instalación eléctrica del lugar.

En un “bajón de luz” me tomó por la cintura y me apegó a él. Quedé de espaldas a él por la forma del movimiento. Me recargué en su pecho y subí la mirada. Ver su rostro desde ese ángulo me dejaba la mente nublada. Solo podía pensar en cómo sería el sentir sus labios sobre los míos. Me imaginaba recorriendo centímetro a centímetro su boca, pasar mis manos por su pecho, que sus dedos acaricien mi espalda. Realmente no sabía si los efectos del alcohol me habían dejado más alterada de lo normal o qué pasaba en mi interior, pero, realmente, esta necesidad de sentirle crecía más a cada momento.

La luz regresó y Shinji sintió mi mirada. Bajó la vista y posó sus ojos en mis pupilas. Rió levemente y acarició, a nueva cuenta, mi cabello.

-¿Qué tienes?- Musitó- estás algo perdida.
-Nada en particular.- Sonreí levemente.- Solo me quedé pensando un rato.
-¿En qué? Si puedo saber- Arqueó la ceja.- ¡Eh! ¿No será que ya te gané en la bebida?
-¡Eso nunca! - Reí- Es solo que… no sé… ShinShin ¿Qué piensas del amor?
-Que es un sentimiento algo fuerte… inexplicable, pero bello.- Empinó lo que quedaba de su cerveza.- ¿A qué se debe la pregunta?
-Preguntas sin sentido- Me reincorporé en el sillón- Es que no se me ocurría ya algo más que preguntarte.
-Bueno, es que ya ha sido suficiente de tantas anécdotas de la banda y las giras- Sonrió- Mejor cuéntame ¿Qué ha sido de ti y de tú vida en todo este tiempo que estuve alejado de Saitama?- Abrió otro par de latas de cerveza. Me ofreció una y, de la propia, bebió un sorbo.- ¿Alguien llegó a tu vida? ¿De plano no encuentras a nadie? ¿Qué tal el trabajo?
-Pues…- Tomé la cerveza y, de un trago, bebí casi la mitad.- Me ha ido bien, la relación entre mis padres se rompió definitivamente- Suspiré algo triste- Aun sigo en contacto con él. Ya vivo sola desde unos meses atrás. En cuanto a las personas…tuve una pareja pero… duró menos de dos meses. Realmente hay alguien que me interesa.
-¿El mismo amor misterioso de siempre?-Cuestionó casi de inmediato- ¿Alguna vez me lo presentaras? Y que mal lo de tus padres.
-No te preocupes por eso. Al parecer su matrimonio, según ellos, ya no tenía arreglo-Y sí, ese mismo. No sé, hay veces que quiero, pero casi no está en la ciudad. Suele estar mucho de viaje- Shinji sabía que alguien me gustaba, más no tenía ni idea de que era él. Ese amor tan misterioso era mi mejor amigo. Siempre preferí guardar ese secreto.- Actualmente se fue a visitar algunos conocidos de Chiba.
-¿De la misma ciudad de Yuu?
-Ehh… pues creo- Reí- recuerda que solo tú sabes de dónde son cada uno de ustedes.

Continuamos bebiendo y charlando. Las constantes preguntas de Shinji, acerca de mi amor misterioso, ponían aprueba mi habilidad para inventar cosas. Su descripción fue fácil: «De Saitama, alto y cabello negro» Aunque se quejaba porque no le decía más de él.
La luz se volvió a ir, para estas alturas yo ya estaba algo perdida por la bebida. Armada de valor por los efectos del alcohol, empujé levemente a Shinji en el sillón. Me coloqué sobre él y le miré fijo a los ojos, mientras él me dedicaba una mirada llena de confusión.

-¿Realmente quieres saber quién es mi amor secreto?- Posé ambas mis manos a ambos lados de su cabeza.-
-¡Claro que quiero! Necesito saber si es alguien bueno para mi mejor amiga.

Pensé que, probablemente, eso rompería mi relación con él pero ¿Qué más daba? Mi locura por el alcohol era más que otra cosa en el momento.

-Es alto, cabello negro, ojos café, dedos largos y finos, que le sirven para tocar, espectacularmente, la guitarra en su banda SID. Originario de Saitama. 10 centímetros más grande que yo. ¿Su nombre? Ninomiya Shinji. O ShinShin, mi mejor amigo.

Terminado esto le besé. Le besé con tanta necesidad que nada me importó. Aunque, curiosamente, ese beso me fue correspondido. Me tomó por la cintura y me tiró sobre de él.

El beso se tornó más intenso conforme el tiempo. Sentí su lengua tratando de abrirse paso entre mi boca, a lo cual yo accedí. Se incorporó y me sentó, a horcajadas, sobre de él. Sin cortar ese beso acarició mi espalda. Mis dedos se dirigieron a su cabello y se enredaron en este. Pronto la necesidad de aire nos hizo separarnos, aunque un pequeño hilo de saliva unió nuestros labios por un momento más.

-Besas… muy bien.- Musitó con la respiración agitada.- Creo que en la vida alguien me había besado de esa manera.
-Tantos años reprimiéndome- Sonreí levemente, mientras trataba de relajarme- Tenía que haber frutos en este beso.
Antes de poder decir otra cosa, (Y de que la luz volviera) atrapó mis labios en otro beso igual de exquisito que el anterior. El jugueteo de nuestras lenguas y nuestros fluidos mezclándose era, simplemente, atrapante. Me tomó por la cadera y comenzó a empujarme levemente contra él, provocando un excitante rose entre ambos. El tiempo seguía, a oscuras nadie nos podía ver.

Nos extendimos hasta que, a nueva cuenta, nos fue necesario respirar. Me bajé de él y retomé mi posición inicial (He de decir que, con esos besos, hasta la borrachera se me había desaparecido). Solo escuché un pequeño quejido de su parte y las luces se encendieron.

-Será mejor que te lleve a tu casa- Me miró- Como siempre, he ganado la apuesta.
-¡Ah! No se vale- Suspiré desanimada y me levanté- Tú tienes más experiencia que yo
-Algo de práctica, tal vez.

Se levantó del sillón y me extendió su mano para ayudarme a reincorporarme. Se dirigió a pagar la cuenta y nos fuimos, de la mano, con dirección a mi apartamento. En el trayecto aun bromeábamos un poco con el otro.

Realmente estaba confundida, ¿Sería que no me había creído lo que le dije? Aunque si es así… creo que es mejor, nuestra amistad no se acortaría y bueno, ya había conseguido probar sus labios, aunque una vez que lo hice, sinceramente, quisiera volver a hacerlo.

Entre dudas en mi cabeza y risas entre ambos, llegamos finalmente a mi apartamento. Abrí la puerta y le invité a pasar un rato. Él aceptó y entró inmediato después de mí. Nos dirigimos a la sala y, ya instalados en el sofá, encendimos la televisión.

Pasaban los minutos, ambos en silencio, en uno muy incómodo, solo nuestras miradas estaban presentes, las cuales estaban atrapadas por el brillo del televisor. Estábamos juntos, pero separados al mismo tiempo. Inclusive aunque me tenía abrazada (Curioso, no supe cuando lo hizo) me sentía sola.

Finalmente me decidí a romper la tensión. Desvié la mirada hacia él y hablé tímidamente.

-Me da gusto que hayas venido a Saitama- Sonreí.-Te extrañaba mucho
-Sí…ya me hacía mucha falta venir de visita- Me apegó a él.- Pero… bueno, respecto a lo que me dijiste en el bar. No creía que te sintieras de esa manera…supongo que fui algo ciego al no notarlo.
-No te preocupes- Respondí de inmediato y nerviosa. ¡Demonios!...realmente pensaba que no me había prestado atención.- supongo que lo escondí a la perfección. ¿No crees?
-¡Vaya que sí!-Pasó sus dedos por la piel de mi brazo, en un movimiento ascendiente y descendiente, que dejaba una cálida sensación- Pero bueno… no sé. Me has confundido demasiado. Sobre todo con ese beso.- Rió leve y me tomó por la barbilla- ¿Te podría pedir otro?

Ante sus palabras me quedé estática. Shinji, prontamente, fue acortando la distancia. Poco a poco nuestros alientos se volvían uno. Cuando estuve a punto de sentir sus labios de nuevo…sonó la estúpida alarma de mi teléfono. Sí, todo eso lo había soñado. Aunque eso, al parecer mi mente quería jugar conmigo un rato.

Ese día lo tomé tranquilo. De la casa al trabajo, del trabajo a comer algo y de ahí, a nueva cuenta, a la casa. Tenía esa tarde para hacerme a la idea de cómo le confesaría a Shinji todo, puesto que hasta el día siguiente llegaría de Asakusa.

Finalmente, el día de mi sueño llegó. Curiosamente, todo pasó casi igual. Excepto por el detalle de cuando estaba sobre de él en el sofá. Al yo intentarme bajar de sus piernas, él me aferró. Continuó aquel beso y sentí sus manos colándose por mí debajo de mi blusa. A ninguno de los dos nos importaba que volviera la luz en cualquier momento.

Afirmó sus dedos en mis muslos. Me cargó. Yo me aferré a él, con mis piernas, a su cadera y le tomé por el cuello. Como pudo me llevó hasta la parte trasera del establecimiento, con algunas miradas sobre nosotros. Estando allí regresé al suelo y el beso continuaba. Shinji me tenía acorralada contra la pared, la calidez de nuestros cuerpos y las caderas tan juntos nos hacían perder la razón. Finalmente se separó apenas y me miró a los ojos.

-Te diría que a mi casa, pero ahí están mi familia- Mordió leve mi labio inferior.- ¿A tu casa? Prometo buscar luego otro lugar.
-Ahorita cualquier lugar es bueno.

Una sonrisa se dibujó en el rostro de ambos. El deseo nos quemaba por dentro. Con trabajo, y bajo muchas represiones, logramos llegar a mi apartamento. Apenas cerré la puerta y Shinji me tomó de nuevo por la cintura. Comenzó a besarme con la misma intensidad que en el bar. Sin dudarlo correspondí a esos besos. La necesidad de sentir sus labios me dejaban la mente nublada. Me empujo con suavidad hasta el sofá de la casa. Se sentó en él y regresamos a la misma posición inicial.

No comprendía nada. ¿Cómo de la nada estaba en esa situación con mi mejor amigo? ¿Mis sentimientos eran correspondidos? ¿O solo era efecto del alcohol en los dos? Sí, eso debía ser, el alcohol nos debía de haber atrofiado la razón y la cordura. O más bien eso es lo que creía pensar, ya que realmente dudaba demasiado que los sentimientos fueran iguales. Es decir, se había casado, en mi cara, había hecho tanto que realmente era imposible que fuera cierto eso. ¿Y? Bueno, ¿Realmente importaba qué era cierto y qué no? Sólo importaba el calor de él, invadiendo mis sentidos cada vez más. Sentí sus manos recorrer mi espalda por debajo de mi blusa mientras yo tomaba su cuello con una mano y me aventuraba por su rostro con la otra, reclamando su boca cada vez más intensamente; así estuvimos unos momentos, tal vez minutos… no lo sé, la noción del tiempo para mí era distorsionada a la real.

Me tomó por los hombros sin dejar de besarme y me recostó en el sofá, separándose un poco para respirar y mirarme fijamente; sonrió maliciosamente y volvió a agacharse, aunque no para besarme, sino para lamer y mordisquear mi cuello, recorriendo mi barbilla con sus dientes, enviando deliciosos cosquilleos por mi columna. Respondí con un leve jadeo y acariciando su cabello, enredando mis dedos en él, mientras él bajaba con besos húmedos hasta mi escote, haciéndome jadear otra vez y arañar sus hombros por encima del cuero de la chamarra; sentí su sonrisa y con sus hábiles dedos fríos se deshizo de cada uno de los botones de mi blusa, dejándome incorporarme para quitarle la chamarra y morder el lóbulo de su oreja, sintiendo cómo se tensaba al tiempo que me atraía hacia él, a lo que gruñí en su oreja y me deshice de su camisa.

Me volvió a recostar, no sin antes deslizar mi blusa sobre mis hombros antes de quedar totalmente debajo de él; continuó con más besos húmedos desde mi sostén hasta el botón de mi pantalón, haciéndome gemir levemente mientras el deseo me nublaba más la mente. Con tortuosa lentitud, desabrochó el botón y con sus dientes bajó el cierre, mirándome fijamente… su mirada… intensa y llena de necesidad, de deseo. Deslizó el pantalón por mis caderas hasta quitarlo, deteniéndose a retirar primero mis zapatos, depositando un suave beso en el empeine de mis pies después de haberlo hecho. Después de incorporarse, mirarme fijamente y susurrar <<Eres hermosa>>, volvió a besarme con la misma desesperación mientras acariciaba toda mi silueta, acomodándose entre mis piernas y deteniéndose en mi sostén; me levantó un poco para desabrocharlo y me recostó de nuevo, deslizando los tirantes pos mis hombros, dejando mis pechos al descubierto.

 Después de admirarme un poco, los acarició con ambas manos, haciéndome estremecer y jadear fuertemente; él sonrió y enredó su lengua en uno de mis pezones, lamiendo, chupando, mordisqueando y tirando de él con absoluta exquisitez, mientras yo me retorcía bajo él y gemía; hizo lo mismo con el otro pezón, volviéndome loca y aferrándome a su cabello. Decidí que también debería sentir que también podía volverlo loco, así que cuando por fin se detuvo, jadeando y aturdida por las corrientes de placer recorriendo mi cuerpo, tomé el control y luego de quitar su pantalón, acaricié su miembro por encima de su bóxer, tomando mi muñeca y apretándola mientras cerraba los ojos; sonreí y lo deslicé por sus caderas mientras rasguñaba su piel, él jadeó y cerró los ojos, fascinándome.

Me incliné para lamer la punta, haciéndolo gruñir y apretar la mandíbula, continué hasta tenerlo por completo dentro de mi boca, succionando y mordisqueando haciéndolo retorcerse hasta que dijo <<Basta>> y volví a quedar bajo él. Se deshizo de mi última prenda, introduciendo un dedo en mi interior y haciéndome arquear la espalda, sonrió satisfecho e introdujo un segundo dedo, haciendo que gimiera fuertemente; retiró sus dedos, dejándome con ganas de más, y tomándome por sorpresa, entró fuertemente en mí, haciéndome gritar de la sorpresa y de lo bien que se sintió su asalto. Con lentos movimientos, iba aumentando mi desesperación, hasta que me aferré a sus hombros y levanté la cadera, provocándolo. Ambos aumentamos el ritmo, hasta que, llegando al éxtasis como nunca antes, gritamos nuestros nombres.

~~~~~~~~

Las luces del día siguiente golpearon contra mi rostro. Solté un pesado suspiro y me llevé la mano a la cabeza, esta me dolía; esa era uno de las malditas consecuencias de beber tanto. Me levanté del sofá, incapaz de recordar algo de la noche anterior.

Una ráfaga de viento chocó contra mi cuerpo desnudo, tirité. Cerré las ventanas y corrí las cortinas para evitar la mirada de los curiosos. Me desperece y regresé la mirada al sofá, encontrándome con una <<peculiar>> escena.  Mis ojos se abrieron como platos al ver a mi mejor amigo, dormido, desnudo, en mi sofá

-¿Qué demonios?-Musité.

Al poco rato Shinji despertó, y me dirigió una mirada de incredulidad. Ninguno de los dos dimos crédito a lo que teníamos enfrente de nosotros. Tomó sus prendas, se vistió apresurado y salió de mi apartamento. Me dejé caer en el sofá, mis piernas no me reaccionaron. El mundo se me derrumbó ¿Cómo había sido tan tonta como para dejarme llevar por los efectos de las bebidas? Aunque bueno, la culpa no fue exclusivamente mía.

Tras reflexionar un largo rato en el sillón, decidí reincorporarme y regresar a mis actividades normales. Ese día, para mala suerte, tenía mi día libre. Solamente fui a visitar a mis padres y tratar de olvidar lo sucedido la noche anterior.

Nunca me imaginé que esa noche cambiaría todo para Shinji y para mí.

~~~~~~

Un par de días después, Shinji, me llamó por teléfono. Nos citamos en el mismo bar de la vez anterior para dejar las cosas en claro.

Al llegar la noche indicada, ambos nos aparecimos en el lugar. Al vernos, no me dio tiempo de reaccionar, atrapó mis labios en un beso igual de pasional que el primero. Apenas y logré atinar a corresponderlo. Enredé mis dedos en su cabello y me perdí en el momento. Finalmente nos separamos y nos miramos a los ojos.

-No me arrepiento de nada de lo que pasó la noche anterior-Musitó-Realmente lo disfruté, me dejé llevar, es cierto. Pero no sabes la excitante y exquisita experiencia que me hiciste pasar esa noche. Tu cuerpo, tus besos, tu sudor. Todo de ti…-Habló con deseo.- No quiero que nada acabe aquí. Quiero que se repita una y otra vez.
-Shinji-Palidecí ante sus palabras. – N-no sé qué decir.
-Di que me deseas en la manera que yo lo hago. Di que necesitas sentir mi cuerpo como la última vez. Di algo con referencia a eso y nada será en vano.
-Te necesito-Hablé de inmediato. Bien sabía que para mí el amor real no existía, solo los cursis sentimientos que se opacaban con la pasión- Te deseo. Shinji, te deseo desde que puedo recordar nuestras salidas. Esta lujuria incrementa al verte, al tenerte, al imaginarte.

Una sonrisa victoriosa se dibujó en su rostro. Me tomó de la mano y me llevó hasta el estacionamiento. Subimos a su auto, en la parte trasera, y comenzó de nuevo a besarme con necesidad. Para nuestra suerte, la noche hacía que nuestros cuerpos no se distinguieran en el interior del vehículo.

Me senté a horcajadas entre sus piernas mientras quitaba su chamarra y él acariciaba mis piernas. Ese día llevaba falda así que facilitaba las cosas. Se detuvo un momento para mirarme y sonreírme con complicidad, le devolví la sonrisa y volví a besarlo;  probablemente me estaba haciendo adicta a sus labios, qué más daba, lo quería, en ese instante y en ese lugar, aunque fuera el auto.

Metí las manos debajo de su playera y acaricié su torso, sintiendo los músculos de su pecho tensarse bajo mis manos; esos músculos tan firmes. Me deshice de su playera y dejé besos húmedos desde su cuello hasta donde me permitía mi postura, reincorporándome para morder el lóbulo de su oreja y respirar en ella, mientras sus manos se ceñían alrededor de mi cintura.

Acarició mi espalda y levantó mi blusa, lamiendo y mordisqueando toda mi piel, no dolía, era excitante; tiró de mi sostén y sin desabrocharlo dejó mis pechos al descubierto, volviendo a acariciarlos y besarlos para después lamer y morder mis pezones, haciéndome aferrarme al asiento y entrecerrar los ojos, jadeando. Desabroché su pantalón y me hice a un lado para poder deslizarlo hasta sus tobillos, al levantarme, tomó mi mano y la llevó hasta su miembro, tensando la mandíbula al sentir mi contacto. Sonreí victoriosa y de igual forma deslicé su bóxer hasta sus tobillos, recuperando mi posición original sólo que esta vez tenía agarrado su miembro en mi mano izquierda; me agaché para besarlo mientras hacía rítmicos movimientos con mi mano y sostenía su cuello con la otra.

Sin dejar de besarme, gruñía en mi boca y soltaba leves gemidos ahogados en su garganta, hasta que quitó mi mano y levantando mi falda, acariciando mis muslos y mi trasero, regresando de nuevo y esta vez subiendo hasta mi entrepierna; las corrientes eléctricas que enviaban sus manos y sus besos a mi libido eran cada vez más insoportables. Al sentir su mano jadee y gemí cuando la deslizó desde el final de mi ombligo hasta ahí otra vez, pasando por dentro de mi pantaleta hasta mis labios, introduciendo un dedo pero sacándolo inmediatamente, haciéndome gemir en protesta.

Me dedicó una sonrisa malvada e hizo a un lado mi prenda, para entrar desesperantemente lento, quería volverme loca y sin duda lo estaba logrando; gruñí en respuesta a su por fin, completa invasión dentro de mí, mientras iba marcando mi propio ritmo y él me tenía aferrada con sus dedos en mi cintura. Un <<Oh si, Shizu-chan>> desató mi lujuria reprimida, abrazándolo y besando y mordiendo su hombro mientras él me empujaba más y más rápido, hasta que, gloriosamente, llegamos al clímax, dejándome caer en su pecho mientras normalizaba mi respiración y oía los frenéticos latidos de su corazón.

Sudados y agitados terminamos en ese lugar. No podía creer nada de lo que acontecía, pero así comenzó todo. Una locura en una borrachera hizo que mi mejor amigo y yo cruzáramos la delgada línea de la amistad y la pasión.

Esa noche de copas, esa ¡bendita! Noche de copas fue la que hizo que mis más oscuros sentimientos se desbordaran. Todo cambió desde ese momento. Nuestros encuentros, casi siempre, terminaban en una tarde de pasión.


Lo único que ronda en mi cabeza, suele ser ¿cuáles son sus sentimientos hacía mi? ¿Son los mismos? ¿Pasión? ¿Deseo? ¿Amor? No lo sé. Solo sé que disfruto mis encuentros, aunque esos pensamientos suyos, suelen quitarme el sueño.



 ¡Buenas noches lectores!

¡Estoy eufórica! Por 2 razones.
1: Terminé el libro "La gramática del amor", de Rocío Carmona, en menos de un día. Me siento orgullosa, aunque bueno, podría terminar los libros a ese ritmo, pero me distraigo fácilmente.

y

2: ¡Finalmente! pude terminar el primer capítulo de Una noche de copas. Como ya vieron tiene escenas un tanto fuertes, pero estas no hubieran sido posibles sin la ayuda de una amiga mía. Le doy los créditos de las escenas "pervertidas" a, una de mis mejores amigas, Michaelis Matsushita.
Es bien sabido que a mi mente, le cuesta un poco de trabajo hacer este tipo de escenas sola, ya que mi concepto del amor y una "noche de pasión" cae en la entrega de sentimientos de amor y cariño entre la pareja. No me gusta pensar en estos actos como "un simple acostón" (aunque lamentablemente así se ve en la sociedad actual) 

Al yo tener toda una perspectiva romántica del mundo, me es casi imposible crear esto (si lo llego a hacer por medio de roleplay es porque es en compañía de alguna otra persona que ayuda con la atmósfera) 

Este trabajo está en colaboración de Andrea y Mío. Ella por las escenas y yo por la trama,

Espero hayan disfrutado de la  primera entrega de esta trilogía. 

Atte: Una Galleta Escritora

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