viernes, 20 de junio de 2014

Inconfundible [Capítulo 5]

5
L
a misma tarde que Aloin me contó la loca idea de Eline, hablé con ella por teléfono, me dijo todo un discurso del porqué deberíamos dejar de depender de nuestras familias. Honestamente yo no sabía si reír durante sus palabras o ponerme de su lado. Otra cosa, yo no quiero dejar la compañía de mi familia, esa era mi herencia, lo único que aseguro es que quiero dar lo mejor de mi misma en ésta, por eso decidí trabajar un tiempo por mi cuenta, no mucho tal vez unos 3 o 4 meses... Solo quiero estar segura de lo que puedo hacer.

Fue difícil que mis padres me dieran la aprobación. Papá quería que de inmediato trabajara con él, dijo que no me quería tener en otra empresa dónde me explotaran, que no había necesidad de que lo hicieran extraños cuando mi propia familia lo hacía mejor. Tras varios regaños de mi madre por ese comentario, ambos aceptaron.

Llevo semana y media tratando de encontrar trabajo, pero no hay nada. Todos recaen en lo mismo: "Necesitamos a alguien con experiencia, lo sentimos". ¿Cómo esperan que tengamos experiencia si no nos dan el empleo?

Pasaba la tarde en el Starbucks cerca de la universidad de Berlín, perdiendo el tiempo y esperando a Aloin. Sí, no dejamos de salir juntos desde que él llego. Una canción que nunca había escuchado, sonaba en la radio del lugar, creo que se llamaba...Tears are falling...la verdad no recuerdo bien el comentario del mesero que estaba en la mesa contigua.

-Aloin... ¿Dónde estás? -Musité viendo la hora en mi teléfono.

Un largo suspiro salió de mis labios. Se escuchó la pequeña campana de cuando alguien abre la puerta del lugar y finalmente era él quien llegaba. Me levanté feliz a abrazarlo, a lo cual fui correspondida. Nos sentamos juntos y comenzamos a platicar un rato. No tenía mucho tiempo, en 1 hora tenía otra cita de trabajo, pero con el transporte tenía media para descansar un poco.

-¿Aún nada, bonita?- Preguntó antes de dar un sorbo a su late. 
-Nada.-Suspiré desanimada- ¿Así de difícil es tratar de encontrar trabajo? 
-Lamentablemente sí.


Bufé y tome mi capuchino. Seguimos hablando de cosas sin importancia durante los siguientes 25 minutos. Él me alentaba a seguir y yo me quejaba por la poca ayuda a los jóvenes egresados de la universidad. Que recién salgamos, no quiere decir que no sepamos hacer las cosas.

Aún no había terminado mi café cuando ya tenía que irme a las oficinas. He pasado por bufetes de abogados, editoriales, empresas cualquiera y nada.

Aloin se ofreció a acompañarme, acepté y le di las llaves del coche. Salimos, subimos a mi deportivo e inició el camino a una empresa que desconocía pero que pedían secretarias y asistentes personales. No es lo que espero, pero bueno. Tardamos el tiempo justo en llegar a dicho lugar.

-¿Me esperas en recepción o en el auto? 
-Dentro, porque tu auto hace que me de frío -Rió- ¿No has pensado en cambiarlo? 
-No -Reí con él y bajé del auto- Me gusta, y me ha traído de aquí para allá siempre. 
-Está bien, está bien -Alzó ambas manos en señal de rendición y bajó- Vamos adentro.


Tomados de la mano, entramos en aquel edificio de, al menos, 10 pisos, ventanales amplios a los costados de la puerta principal giratoria. Los empleados van y vienen vestidos de traje, apurados mirando a sus relojes, otros tantos hablando por teléfono. Creo que no me gusta el ambiente de aquí, se siente algo frío. A paso calmado, llegamos con la recepcionista. Me fue entregado un gafete y me indicó que mi entrevista era en el piso 9. Asentí y le hice señas a Aloin de que no tardaba.

Me dirigí al elevador, pulse el piso seleccionado y esperé a que otros trabajadores abordaran también. Unos iban al piso 2, otros al 5 y sólo uno al 7. No preste atención a nadie simplemente me limité a esperar arribar al piso deseado.

Poco a poco, conforme subíamos, las demás personas iban bajando de uno en uno. Para el piso 8 yo era la única en el ascensor. Acomode los documentos que llevaba en mi folder, al igual que mi ropa de ese día. Suspiré y la puerta se abrió.

Un rápido vistazo al piso: Piso de loseta negro, con paredes blancas y un par de pinturas en ellas, la única puerta que hay dentro era de cristal. Sigue sin gustarme el ambiente de aquí. Mis tacones resonaban, en contraste a los suaves murmullos del lugar y el sonido de los teclados siendo asesinados por las secretarías.

-Vengo a una entrevista de trabajo- Dije a una joven de cabello rubio y traje de oficina. 
-¿Alice Himmel? 
-Sí, soy yo- Asentí. La chica ni siquiera me miró. 
-Pasa, el licenciado la está esperando. 
-Gracias.


Quise darle una sonrisa como agradecimiento pero, repito, ni siquiera me miró, era como si hablara con un robot rubio. Me dirigí a la puerta en silencio y di un par de golpes en ella para anunciarme. Casi de inmediato me abrieron. Un hombre ya mayor, tal vez unos 50 años o más, de traje negro, con lentes de fondo de botella y cabello nulo en su cabeza; fue quien me abrió la puerta.

-Pase, señorita Alice. 
-Gracias.


A él si le pude sonreír. Entré y el mayor cerró la puerta detrás de él. Tomé asiento en la silla giratoria negra, que hacía juego con su escritorio, y él frente a mí. Tras una vaga presentación, le extendí mi currículo. Miró, con una expresión de intriga y asombro, el perfil que le había entregado, mientras yo jugaba con mis manos sobre mi regazo. Supongo que llegó a la parte de la experiencia, pues una expresión sombría y sería apareció en su rostro.

-Dígame, señorita Himmel, ¿Por qué cree que está en capacidad de pedir el trabajo de asistente personal? 
-Bueno -Hice una pausa y me acomode en mi asiento- Estoy bien capacitada para agendar citas, atender llamadas, saber tomar recados y demás aspectos que se necesiten. Puedo ser de gran utilidad. Hablo inglés, español, alemán, coreano, italiano y francés, así que no me sería difícil tratar con clientes extranjeros. 
-Es lo que puedo ver-Dejó el folder en el escritorio y lo extendió de nuevo hasta mi- Mire, señorita, su perfil me sorprende y mucho, para ser recién egresada tiene un buen perfil. Sin embargo, ¿estaría dispuesta a viajar constantemente? Nuestros principales socios son extranjeros, si cuenta con el tiempo y la disposición podría considerarla como candidata inmediata.


Asentí sonriente con la cabeza. Creo que finalmente había encontrado empresa para obtener trabajo.

-Siendo así, la llamaré en unos días, si es que la persona, que necesita de asistente personal, desea contratarle. 
-¿En serio? ¡Muchas gracias!


Emocionada me levante de un salto de mi asiento. El señor solo soltó una risa suave. Estrechó mi mano y salí, más feliz, de la oficina. Las secretarías murmuraban entre ellas. Supongo que mi brinco de emoción no era algo que se viera seguido. Traté de comportarme en el pequeño tramo hasta el elevador. Una vez dentro sonreí e hice un pequeño baile de celebración, algo ridículo, pero era eso o gritar. Finalmente llegué a la planta baja. Aloin se aproximó a mí, curioso por mi expresión.

-¿Qué pasó allá arriba? 
-Le llamó la atención mi currículo, creo que más que nada por los idiomas que hablo, no sé, pero dijo que me llamaba en estos días. 
-¿En serio?- Sonrió y me dio un abrazo- ¡Felicidades bonita!


Correspondí a ese abrazo sin dudarlo. Realmente estaba feliz de aquella buena noticia recibida, pero, lamentablemente, nunca faltan los aguafiestas, lo peor del caso es que ninguno de los dos conocía a este sujeto en cuestión. Un par de aplausos sarcástico hicieron que Aloin y yo dejáramos de celebrar. -No, no era nada formal pero estaba emocionada-

-La nena está emocionada porque le prometieron una llamada- Bromeó con un chico asiático que iba a su lado- Parece que apenas se integra a la vida laboral ¿No es así? 
-Lo dice el experto que lleva años trabajando-Bufé sarcástica y me cruce de hombros. Lo examine de pies a cabeza: vestía una camisa blanca, corbata, chaleco y pantalón azul marino.- A todo esto ¿Quién eres y por qué intervienes en cosas ajenas? 
-Otro día con más calma podría presentarme- Le hizo una señal al chico que iba con él para que lo esperara un poco más- Por el momento, te puedo decir que esa es la más vieja excusa para rechazar a cualquier candidato. No te hagas torpes ilusiones. 
-Mira, intento de hombre de negro- Señalé su vestimenta, y pude notar que la perforación de su oreja era de color negro- Tú ¿Qué vas a saber? Te ves de mi edad, tal vez un año mayor, pero dudo que sepas más de esto que yo. 
-Pobre chica que desconoce el mundo- Rió y negó burlón- Tengo cosas que hacer, así que, qué más quisiera seguir dándote lecciones, pero tengo un negocio que cerrar.


Se dirigía al elevador, dejándome con la palabra en la boca. Lo maldije por lo bajo y entorne los ojos. Lo que menos quería era hacer escenas en ese lugar.

-Por cierto- Se interrumpió a medio camino y regresó hasta a mi.- Toma esto.-Me extendió una tarjeta.
-¿Para qué quiero yo eso?- Respondí fastidiada, al tiempo que le arrebataba la dichosa tarjeta. 
-Estoy buscando una asistente personal. Sólo por si te interesa- Me guiño el ojo y, con una sonrisa
triunfante, abordó el elevador con su amigo.


Vi esa sonrisa burlona por unos instantes, gasta que se cerraron las puertas del elevador


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tu opinión es muy importante para mi.