viernes, 8 de noviembre de 2013

Historia de amor de repente 2.

La pareja al día siguiente decidió salir a dar un paseo, Shirato tenía el día libre así que quiso enseñarle a su esposa las calles de la ciudad para que no se volviera a perder. 

El día transcurría con tranquilidad, ambos bromeaban y reían, platicaban acerca de sus culturas, gustos, en fin querían conocerse más. Se encontraban en un parque platicando cuando una llamada los importuno. 

-¿Moshi moshi? 
-Ah…Yuuya, no quisiera ser inoportuno pero... 
-¿Qué pasa Mappi? 
-Pues…necesito que vengas al estudio…sí, sé que era el descanso de la banda pero… algo pasó y la grabación se borro
-¿Ah? ¿Cómo es eso posible?
-Ni yo sé- hizo una pausa- lo siento si te interrumpí
-Ya, cómo sea, te veo en el estudio- colgó el teléfono y, después de un largo suspiro, miro a su esposa- ne, mi Jacksonera tengo que ir al estudio ¿Gusta acompañarme?
-Suelo ser muy latosa-rió leve- es una mejor idea que lo deje trabajar y yo me vaya a dormir un rato, he hecho de todo aquí menos dormir.
-¿Segura?
-Sipi -sonrió y se levantó- ¿lo veré al rato o mañana?
-Espero poder encontrarla al rato-besó su mejilla- Procure no perderse en el camino al hotel
-Hai, hai, esperemos que no lo haga, sino me pondrá el chip rastreador ¿Le gusta la idea?

Shirato sonrió y acepto la idea, la pareja se despidió y cada quién tomó su rumbo. Vanessa no tardó en llegar al hotel, después de dejar su bolsa en el sillón corrió a tirarse en la cama.
-¡Dormir!

La joven rió y fue en busca del sweater que le había quitado a su mamá antes de viajar, al menos eso le servía para no extrañarla tanto. Ya cambiada, se tiró nuevamente en la cama, se acomodó y cayó en un sueño leve en menos de 10 minutos, hasta que su teléfono comenzó a sonar.

-Que la de…la maldad- suspiró y contestó sin ver el número- ¿Bueno?
-Pues…no sé si esté “Bueno”, pero hola.
-¿Ah?- despegó el teléfono de su oído y miró el número registrado quedándose helada- que la…de la maldad- musitó y regresó el teléfono a su oído- ho-hola
-Estás libre la tarde ¿verdad?
-Ah…p-pues sí- hablo nerviosa- ¿cómo lo sabes?
-Antes de tratar contigo le pregunté a Shirato que si estaban libres para salir, pero me dijo que él estaba en el estudio
-Ah…
-¿Quieres salir a dar una vuelta?-rió leve ante las cortas respuestas recibidas- ¿o estás ocupada?
-Ah…pues….emmm….estoy libre-exclamó tratando de librarse del nerviosismo- la idea me agrada
-¿Te veo en la misma tienda de discos donde te encontré?
-Sí…ahí te veo.

Ambos jóvenes colgaron y sonrieron. Vanessa se levantó de la cama, buscó la ropa que se acababa de quitar, se cambió rápidamente y, después de arreglarse al menos un  poco, salió en dirección  a la tienda de discos. Matsushita, simplemente se arregló un poco el cabello y partió con la misma dirección que la joven. El cantante no estaba seguro completamente del porqué de sus acciones, pero tenía varias posibilidades y si era la principal que estaba en su cabeza habría algunos problemas.
Vanessa llegó un poco después, que el joven  que la esperaba, por culpa de la llamada telefónica de su madre, casi corriendo arribó al encuentro.

-Lo siento, me entretuve en el teléfono-le miró- ¿te hice esperar mucho?
-Tranquila, no hay problema

El cantante se acercó a la joven y arreglo unos cuantos cabellos que tenía desarreglados, a lo cual ella reacciono con un gran sonrojo y él con una risa divertida por la escena.

-¿Tan rápido venías?
-Corriendo de hace 3 calles
-No me hubiera molestado esperar-rió de nuevo- vamos… hay que encontrar que hacer

Ambos comenzaron a caminar y a platicar un poco, Vanessa se sentía nerviosa y a veces no sabía que decir o cómo reaccionar ante la situación, si bien había planeado alternativas de
“Qué hacer en caso de:” en el momento no pudo recordar nada, Matsushita iba fascinado con sus despistes y sus risillas nerviosas que se le escapaban a la menor. Se detuvieron en una heladería y decidieron sentarse en una de las mesas del establecimiento mientras disfrutaban de su golosina.

-Cuéntame algo acerca de ti- comentó el joven- pasatiempos, bandas favoritas…etc.
-Ammm…pues… mi pasatiempo preferido es escribir…y dormir-rió- mis bandas preferidas son SID y Moenia… y cantantes pues mi máximo ídolo es Michael Jackson.
-Hablando de Jackson… ¿en serio ese es tu apellido?-le miro curioso
-No…quisiera pero no-sonrió- mi nombre real es diferente aunque ya no lo he dicho a las personas que he conocido… solo lo saben mis compañeros escolares  y mi familia… pensándolo bien, ni Shirato lo sabe…
-Cuanto misterio… ¿por qué no dices tu nombre?
-No lo sé…nunca me lo he puesto a pensar cómo tal…supongo que ya habrá tiempo de que lo diga-le devolvió la mirada- ¿tú qué sueles hacer en tus tiempos libres?
-Leer…descansar… salir con algún amigo… no mucho, a veces casi no tengo tiempo libre, si no estoy en el estudio, estoy ensayando, escribiendo algunas canciones…
-Cuanta diferencia hay entre los dos mundos- sonrió- ninguno de los dos tiene el tiempo suficiente como para descansar, pero aun así las ocupaciones varían, mientras algunos nos dedicamos a estudiar, alguien más se está dedicando a vivir el sueño de cualquier adolescente…pero aun así, en ninguno de los dos se tiene el tiempo necesario.

El mayor la miró confundido y sorprendido pero le agradó lo que escucho.

-¿Qué edad dice que tiene?
-16-se sonrojo- ¿por qué?
-No…solo simple curiosidad-rió- Ne… ¿te puedo preguntar algo?
-Sí, pregunta lo que quieras
-En una escala del 1 al 10… ¿qué tan soñadora eres?
-Un 20-agregó convencida- es lo que mejor sé hacer

El mayor la miro enternecido y pudo recordar varias cosas que estaba buscando de ella en especial, decidió no preguntar más por el momento y cambió el tema robándole un  poco del helado de ella.

-¡Era mío!-se quejó
-Se me antojo-rió- ¿quieres del mío?

La menor no lo pensó ni dos veces y con la cuchara probó un poco del helado, ambos jóvenes rieron y siguieron con su camino, Matsushita quería regresarla al hotel pronto pues también tenía que ir al estudio ese día, solo tenía unas cuantas horas libres así que decidió pasarlas con alguien.
-Lo siento si te dejo, pero también voy al estudio este día

-Creo que empezaré a odiar los estudios-rio leve- que te vaya bien…y que un día de estos se nos haga la salida entre los 3
-Esperemos... saluda a tu esposo de mi parte
-Sip

Se despidieron con un beso en la mejilla y separaron sus destinos, a medio camino varias gotas de lluvia comenzaron a caer sobre el asfalto, Vanessa miró al cielo y se quedó pensativa unos instantes, cuando reacciono apresuró el paso para llegar al hotel un poco húmeda.

Vanessa se dirigió al ascensor del hotel y recibió una llamada de su pareja, con una sonrisa en los labios y tranquilidad en su interior atendió la llamada.

-¿Hola?
-¡Mi Jacksonera!...de hace un rato me quería comunicar con usted demo la red estaba ocupada
-¿A sí? Bien…la telefonía no ayuda del todo-se abrieron las puertas del ascensor y salió de éste- ¿Qué pasa mi Shirato? ¿Para qué me buscaba?
-Es que la grabación ya termino… pasaré por usted en un rato ¿le parece la idea?
-¡Perfecto!-contestó animada- ansió verlo…y eso que lo vi esta mañana.
-También quiero verla-respondió y sonrió- la veo al rato.
-Hasta al rato

Vanessa colgó el teléfono y, después de entrar a su habitación, se dejo caer al suelo con una sonrisa en sus labios, no pudo evitar suspirar y dirigir su mirada a la ventana viendo como las gotas de lluvia comenzaban a caer más rápido.

-¿Se habrá llevado paraguas?- se incorporó y se dirigió a la ventana- corrección… ¿el paraguas habrá sobrevivido?

Mordió su labio inferior con preocupación, se cambió los zapatos, se puso una chaleco y con sombrilla en mano salió con rumbo al estudio de grabación. Afuera, todas las personas llevaban un paso acelerado, muchas corrían cubriéndose con las manos de la lluvia, otras preferían resguardarse debajo de los techos que sobresalían de algunos establecimientos. Vanessa volvió a correr hasta llegar al estudio donde el guardia de seguridad le pidió identificación para entrar.

-Ah…no la traje
-No la puedo dejar pasar…lo siento…
Vanessa se molestó levemente y tomó su celular, marcó el número de su esposo y esperó a que le contestara.
-¿Mi Shirato?
-¿Qué pasa mi Jacksonera?
-Quiero preguntarle algo… ¿de casualidad el paraguas sobrevivió? Porqué he de informarle que está lloviendo algo fuerte.
-Ah…-titubeo unos instantes y volteo a los lados tratando de localizar el objeto- creo que no, no sobrevivió…creo que tardaré en llegar hasta que pase la lluvia
-No será necesario-rió leve- venga a la entrada su “rescate” ha llegado

Vanessa colgó el teléfono esperando a que el baterista bajara. Cuando Shirato estuvo en la planta baja del edificio sonrió al verla en la puerta, se dirigió hasta ella y besó su mejilla.

-Le dije que no dejara los paraguas en mis manos-comentó divertido
-He comprendido la idea-rió- vine por usted por dos razones. La primera: sabía que había perdido el paraguas…aun no olvido la vez pasada que salimos. Y la segunda: porque quería verlo… insisto lo vi en la mañana, pero lo extrañe.

El mayor no se resistió y la beso tiernamente a lo cual la menor correspondió con ternura, de la mano salieron  del lugar y comenzaron  a caminar de regreso al hotel. Esa noche, por más que su madre no haya querido, la deseaban pasar juntos.

-¿Ya tiene planeado lo que haremos?
-Empezaremos por librarnos de la lluvia-comento la menor- ¿le parece?
-La idea me agrada-rió

Ambos entraron al elevador y marcaron el piso deseado, Shirato le abrazo con ternura y besó su cabello mientras ascendían. Pronto se abrieron las puertas del elevador y se dirigieron a la habitación.

-¿Recuerda que la semana pasada le comenté que me gustaba leer arropada en la cama?
-Sí
-Y también recuerda que usted me comentó que le gustaba escribir al igual que a mí, pero estaba falto de práctica
-También-le miro curioso- mi Jacksonera ¿qué planeo?

Vanessa se dirigió a su habitación seguida por Shirato quien quedó intrigado por la forma en que las cosas estaban acomodadas, la mayoría de las almohadas estaban en el piso, algunos bolígrafos y libretas cerca y tres libros sobre el buró para que su pareja escogiera el de su preferencia.

-Bella organización
-Al menos valió la pena que me tardará en organizar las ideas en mi mente-rió leve- me alegra que le haya gustado.

La pareja procedió a las actividades planeadas, entre ambos se ayudaron en la realización de uno que otro verso o una que otra pequeña historia hasta que las ideas se les acabaron, pasando esto se dirigieron a la cama y escogieron “Fallas de Origen” para leer esa noche hasta que ambos quedaron dormidos abrazados. 




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