sábado, 27 de septiembre de 2014

Diario de un Metamorfo [Parte 4]

Llevaba ya un mes fuera del mapa, solo por un loco «juego de amor» que me atreví a vivir con una joven demonio que me encontré por accidente en una tarde lluviosa. Había sido un mes bastante fácil, aunque con un par de peleas por parte de la inseguridad de Electra. En ocasiones no paraba de recordarme que tenía una vida aparte de la que vivía con ella, que probablemente mi novia me buscaba, pero a mí me daba lo mismo, solo quería estar con ella y nada más ¿Tan difícil era entender eso?

He de aceptar un par de cosas, bueno, comentar que tal vez sí sea un poco ninfómano… o eso es lo que dice las malas lenguas de mí. Con Electra, llevo varios intentos fallidos de acostarme con ella. Todo va por un buen ritmo, pero empieza con sus inseguridades y yo termino simplemente abrazándola para que se despreocupe. Es molesto, pero al mismo tiempo es muy dulce.

La última vez, donde definitivamente ya estábamos desnudos y sobre la cama, inició una pelea de si realmente la quería, que solo estaba jugando con ella y cosas de esa índole. Me estaba volviendo loco.

Después de pasar ese mes, no eran más que reclamos, problemas, inseguridades, discusiones y demás. Las ganas que ambos teníamos por estar siempre juntos se desaparecían gradualmente. Dormíamos en camas separadas, y ella no paraba de celarme y controlar cada una de las cosas que yo hacía.

—Electra —Le encaré una vez que terminó de reclamar por enésima vez en el día—No puedo seguir con esto si sigues controlando todo, si sigues dudando o si quieres darte por vencida. ¡Simplemente ya no puedo más!
— ¡Espera! —Me tomó del brazo— Ya te había dicho el porqué me es tan difícil, pensé que solo estabas confundido porque Rubí casi no estaba contigo, ya que le prestaba más atención a su trabajo, carrera y condición; y que estarías conmigo por un tiempo muy corto. Perdona que me quiera dar por vencida tan rápido, pero simplemente no puedo controlar todos mis sentimientos.
—Yo te lo advertí —Me solté de su agarre y la tomé por los hombros— Para escaparnos de esta manera, ambos debíamos de ser fuertes. Si uno de los dos tiene dudas, esto se quebrará y ambos saldremos bastante lastimados. Necesitábamos pensar. Yo lo hice, es hora de que tú lo hagas.
—Tus palabras suenas muy crudas —Subió su mirada cristalizada— Ya sé que teníamos que ser fuertes, y lo he sido, pero yo… —Sollozó y mi corazón se removió incómodo— yo solo quiero decirte mis sentimientos, pero no puedo. Tengo miedo. ¡Cállate y abrázame!

Con ver sus lágrimas correr, comprendí que me preocupaba más por ella que por mí. Sí, estaba claro que no quería perder mis poderes, pero menos quería verle sufrir de esa manera tan cruel y por culpa de mis comentarios tan directos. Creo que soy un poco brusco cuando trato de decir la verdad, pero así he sido acostumbrado, aparte que, de cierto modo yo la había obligado a huir todavía más, a tener que hacerle frente a una batalla que era solo mía. En ese instante supe que sólo quería cuidarla.

Pasaron dos semanas más, pero las cosas se fueron al hoyo. Ya solo eran celos, ganas mías de irme, ganas de ella de irse lejos, simplemente nos hartamos. Sí, sé lo que había dicho, pero las cosas se transformaron de una manera terrible y ninguno de los dos nos íbamos a soportar un instante más. ¡Queríamos escapar!

— ¡Tú solo me tienes como tu amante! —Gritó— Al final del día te vas a casar con la mortal, como la familia a la que sirves quiere. A ti no te importan mis sentimientos ¡Solo te importas tú y tu maldito trabajo a esa familia! ¡Te vas a ir con ella!
—Sí, solo te tengo como mi amante ¿Te molesta mucho? Si es así, qué lástima por ti.
— ¡Eres un desgraciado! —Prendió fuego a su alrededor— Sabía que no debía de confiar en un gato coqueto. Si la idiota soy yo por pensar que realmente me querías. Me enamoraste para tu entretenimiento, no fui más que tu juguete en éste maldito tiempo.
—Caíste como todas en mi trampa. Ahora solo debo de regresar para tener de nuevo mi vida tranquila —Le extendí la mano— Primero devuélveme el dije, se lo tengo que regresar a mi amiga. Ya me cansé de éste juego y me iré con mis verdaderos amigos y mi verdadera pareja.

Se arrancó el dije del cuello y lo dejó en el suelo a mis pies. El collar estaba al rojo vivo después de estar en su cuello en ese incendio provocado por ella. De inmediato desapareció, y con ella el fuego en la habitación.

Instantes después, adopté mi forma animal y regresé a la ciudad en busca de mis amigos. Ya no quería saber nada de Electra, o eso pensaba en el momento. Jessenia tenía razón, debía de equivocarme por mi mismo para saber la verdad. Esa demonio no era más que una ilusión para mí. 
Mi lugar era a lado de Rubí, mi mortal. Espero que ella aún crea eso, así como yo. Ahora que me pongo a pensar, la recordé mucho en ese tiempo que estuve lejos. Sí me hacía falta aunque haya estado confundido. O tal vez era la culpa de mi infidelidad a una chica tan tierna como ella. Sinceramente aún no sé.

Llegué a casa de Said, encontrándolo solo. Jessenia había salido al inframundo para ver a una amiga que seguía allá. Recobré mi forma humana y saludé a mi amigo, quién me veía bastante molesto y preocupado. Creo que aún no estaba tan enterado de las cosas. Jessenia me había guardado el secreto y eso me reconfortó bastante, sé lo difícil que es para ella guardarle las cosas a mi amigo, ya que es su único confidente. Estaré bastante agradecido con la duquesa del infierno.

— ¿Engañaste a Rubí? —Preguntó molesto Said una vez que terminé de contarle las cosas que pasaron en todo ese tiempo. Ya no podía mentirle a mi mejor amigo.
—Sí, y estoy muy arrepentido —Hablé con la cabeza gacha— Cometí un error. Aparte, no quiero que ella se entere, pero quiero recuperarla.

Sentí su mirada sobre mí, de desaprobación, y mis lágrimas corrieron de una manera involuntaria. Reflexionando acerca de todo ese tiempo de error, logré comprender que debía de estar con Rubí, que era la chica correcta, pero la tentación que me habían puesto al frente, con una demonio tan frágil y sensual al tiempo fue bastante fuerte y terminé cayendo en esa trampa. Es que ese par de piernas largas, su cuerpo bien formado, sus ojos rojos como el fuego, esas ganas y forma de coquetearme era imposible mantenerme cuerdo. Said suspiró pesado y ayudó a calmarme, pero me era imposible. Me sentía como pésimo, y más cuando mi amigo me contó cómo me buscaba mi mortal, que no perdía el interés, pero que ya llevaba dos semanas sin preguntar nada. Supuso que se había dado por vencida y decidió olvidarme.

Pasé al menos media hora hecho un mar de lágrimas, nervios y desesperación por perder al ángel que tenía de pareja. Said se desesperó de verme llorar y tuvo que darme un par de cachetadas para que me lograra calmar. Cuando las lágrimas cesaron, y los sollozos desaparecieron, retomamos la plática.

—Si realmente quieres regresar con ella y ser fiel como debe de ser, primero tienes que ver si ella aún te quiere. De mi boca no saldrá nada y menos de la de Jessenia. Pero es bastante probable que la hayas perdido ya. Antes venía casi a diario a preguntar si teníamos noticias. Yo no sabía nada, pero me sorprende que Jessenia no se haya conmovido ni por verla llorar.
— ¿Lloró por no verme?
—Un par de veces. —Sonrió de lado— Mi mujer es muy fiel a sus palabras, y si dijo que no te iba a delatar ni conmigo, no lo iba a hacer. Recuerda que te adora por ser un gato, sus criaturas preferidas.
—Dile a tu mujer que le agradezco la ayuda —Le extendí ambos dijes. Tenía un par de amigos bastante fieles, y recompensaría a Jessenia por lo que hizo— Pero simplemente no debí de hacerle caso a mis instintos, como siempre estaban equivocados.
—Supongo que ella fue la que te ayudó todo este tiempo ¿Verdad? Siempre supo dónde estabas
—Es una demonio experta en tentación y en seducción a los mortales, ella sabía qué hacer y a dónde ir.
— ¿Qué te dijo antes de que te fueras?
—Que debía equivocarme en carne propia, una mera conclusión.
— ¿Y tuvo razón?
—Sí.
—Alexander —Suspiró nuevamente— Esta tarde he visto que realmente estás arrepentido. Principalmente porque nunca habías llorado por alguien, ni por la hija de la familia a la que sirves. Te ayudaré en lo que pueda. Confío en que esta joven será la correcta para ti. Pero no te perdonaré que me vuelvas a ocultar las cosas. Soy tu mejor amigo y ahora me siento reemplazado por mi mujer.

Asentí aún con los ojos vidriosos y lo abracé de nuevo. Rio ligeramente y correspondió a mi acción.

—Nadie te va a quitar el lugar como mi mejor amigo. Pese a que recurrí con ella de primera instancia.

Salí de ahí algo más tranquilo, pero sobre todo alimentado porque comí con mis amigos después de mes y medio de no verlos. Jessenia llegó quince minutos después de que terminé de hablar con Said. Al verme se lanzó sobre mi bastante emocionada por volverme a ver y yo le ronronee como siempre.

Salí y fui por las calles, hasta el apartamento de Rubí, nuevamente con mi forma animal. Con mi pata llamé a la puerta. Ella abrió de inmediato y yo maullé como saludo.

— ¿Alexander?

Antes de que yo le contestara, me adentré en su apartamento y regresé a mi forma humana. Le sonreí suavemente.

—Estoy de vuelta.
—Pensé que ya no volverías más. Te fuiste hace más de un mes. —Dijo seca.
—Nunca creí que el trabajo en el inframundo fuera tan duro —Empecé con las mentiras. No podía enterarse bajo ninguna circunstancia. Sé que se enojaría y me dejaría. Me rehúso a perderla.
— ¿Pero ni una llamada? ¿Una aparición? ¡Algo! Ni siquiera tus amigos sabían de ti.
—No fue mi culpa, la familia a la que sirvo me mantuvo mucho tiempo retenido. —Tomé sus manos y sonreí— Te extrañaba mucho. Rubí, sé que, nuevamente, cometí un error. Me desaparecí, lo sé, no te di explicación alguna, tampoco, pero en todo este tiempo que estuve alejado de ti, noté que eras la persona que yo tanto había esperado, porque sé que me cuidas, que me quieres. Mi única duda es: ¿Me esperaste?

Su semblante se relajó notablemente. De una expresión fría y distante, volvió a dedicarme una sonrisa y una mirada como hace tanto tiempo no me daba alguien una: verdadera, cálida y llena de amor verdadero.

—Lo haría toda una vida de ser necesario, Alexander.
—Gracias, princesa —Besé sus manos y la abracé— Gracias por todo. Principalmente por amar a este gato egoísta, desentendido y malcriado.

Rubí no dijo nada más y me besó con ternura infinita. Mientras reconocía sus labios nuevamente, terminé recostado sobre de ella. Lentamente nos separamos y reí ligeramente.

—Creo que aún no termino de hablar. —Me incorporé y la ayudé a que hiciera lo mismo.
— ¿Todavía hay más?

Asentí con la cabeza.

—Ya que llegamos al punto de que me has perdonado, y que yo he prometido no volver a irme, tengo una pregunta más que hacerte.
— ¿Qué pasa?
—Soy solamente yo mismo cuando tú estás conmigo, solo contigo puedo desnudar mi corazón. Princesa, me he dado cuenta, que no debo de buscar ya en ningún lado, hasta la familia a la que sirvo se ha dado cuenta del cambio tan grande, pues pese a todas las ausencias he regresado a tu lado. Cosa que nunca había hecho. Me has cambiado para bien, ya no me interesa saber de alguna otra chica que no seas tú, mi dueña predilecta. —Saqué un anillo de cristal rojo de mi chaqueta— No es como los anillo de tu mundo, éste es diferente, pero te lo explicaré después. Rubí ¿Aceptarías ser mi esposa? Prometo no volverte a fallar.

Sus lágrimas no se hicieron esperar. Ella estaba conmocionada y no sabía si debía contestar algo. Su silencio me hizo eterna la espera, pero se apaciguó al momento que movió la cabeza como señal afirmativa. Extendió su mano y finalmente sus labios se abrieron para decir: «Sí». Esos labios que siempre fueron mi delirio, que deseaba besar a cada momento desde que era mi novia, esos eran los que se separaban para darme la respuesta más ansiada de mí vida. Le abracé con toda la emoción del mundo. No podía ser más feliz en ese momento. Aunque suene extraño después de haberme ido siguiendo una ilusión. Aunque con mi reacción supe que no había sido nada más que eso: Una ilusión. Tomé su mano y deslicé el anillo en su dedo. Una vez que encajó perfectamente, se desvaneció ante sus ojos atónitos.

—Ese anillo se entrega solamente a la mujer con la que el metamorfo desea estar. Cada uno de nosotros tenemos el propio, el color característico es el que representa el amor para nosotros. En mi caso fue el rojo, pues conocí a profundidad a la linda chica de rojo, y esa linda chica de rojo ahora es mi esposa. Una vez que se desvanece en la piel de la criatura a la que se entrega como un acto de amor, no habrá poder que los separe. En mi raza no celebramos las bodas como tal, o cosas por el estilo, estamos demasiado ocupados con nuestras familias o tareas como para celebrar debidamente. Sin embargo, estoy dispuesto a hacer la fiesta más grande que jamás se haya visto en el mundo de ambos solo para ti, para ver tu sonrisa y celebrarlo como lo mereces. La unión por medio del anillo, sólo se podrá romper en el momento que tú lo desees, que tu corazón diga que no me quiere ver más, que tú renuncies a mí, pues no solo entrego mi cuerpo, sino mi alma y poder entero a ti. Estoy a tus pies, para servirte, amarte y hacerte feliz. Hasta el día que lo decidas, estoy unido a ti, y estoy seguro de que será para toda tu vida, pues pienso enamorarte cada día más y no dejarte ir ni de broma.

Rubí me miraba atenta con mis palabras. Asintió ligeramente, una vez que terminó, y me abrazó mientras sus lágrimas de felicidad seguían corriendo. En cuanto a mi anillo, dije toda la verdad, pero no en cuanto a mis sentimientos. Un metamorfo del infierno siempre sabe como engañar a ese anillo, aparte de que tanto Rubí como Electra se relacionaban con el color rojo: Mi mortal por ser de ese color sus ropas el día que la conocí; y mi demonio por ser una experta en el manejo del fuego
.
Electra…

Durante mi confesión, imaginé que era la demonio a la que le hacía mi propuesta, en ese momento supe que había tomado una decisión bastante precipitada, y que no había terminado de olvidar a Electra. Siendo sincero conmigo mismo, dudo hacerlo prontamente, pero debía de sentar cabeza de una vez. No cabe duda, soy un egoísta y un indeciso de lo peor.

Rubí se quedó a dormir ese día conmigo, entre mis brazos, sin ninguna otra intensión más que recordarle que la quería de una u otra manera.

Al día siguiente nos alistamos y comenzamos a hacer la lista de los invitados. Durante la tarde recibimos la visita de la familia a la que sirvo para que conocieran a Rubí personalmente. Pareciera como si fuera el hijo pequeño que se casaba, fue extraño. Aunque sé que ellos sólo querían asegurar que había dejado mi capricho por la paz. Preferí ignorar ese hecho. A Valerie no le hizo nada de gracia que se iba a quedar sin mascota personal, pero siempre lo he dicho: «Soy un cuidador, no una mascota» Aunque no dudo que la extrañaré. A la noche, Jessenia y Said vinieron a felicitarnos y ayudar un poco con la organización. Jessenia se emocionó bastante con Rubí. Habían hecho una buena amistad y supongo que eso me alegraba.

Said me llevó a mi habitación para hablar conmigo seriamente antes de que continuáramos viendo opciones para la fiesta.

— ¿Estás seguro de lo que vas a hacer?
— ¡Claro que sí! —Mentí— Tu mujer tenía razón, estaba confundido y necesitaba errar. Lo hice y ahora seré feliz finalmente.
—No es solo por tus poderes ¿Verdad?
—No amigo. Realmente la quiero. De hecho hasta había olvidado ese punto.
—Eso espero.

Said sonrió y me despeinó. Salió de la habitación dejándome bastante pensativo. No me arrepentía de entregar el anillo, pero me sentía bastante inseguro.

Adiós a mi vida sencilla, hola a una vida un poco más complicada. Pero lo que más me dolía era: Adiós a Electra. Sabía que después de la boda no debía siquiera de acercarme a ella. Aunque después de lo que pasó dudo que quiera hablarme siquiera.

Electra… te extraño, aunque esté a punto de casarme, te extraño.


Aún te siento mía, a pesar de la distancia. 




2 comentarios:

  1. Tan maravilloso como siempre, galletita linda <3 me encantan tus historias, no me canso de ellas. Sigue así, gemela preciosa <3

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  2. Hola :) estuve leyendo un poco de lo que escribes, (lo cual me pareció muy, muy bueno); leí tu comentario en mi blog, muchas gracias, y... ¡claro que me gustaría trabajar contigo en una novela o algo!; solo debemos ponernos de acuerdo, por mi encantada.
    PD: te hice caso en cambiar el color del blog. ¡Saludos!

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