Cada día que pasaba, sentía como si le perteneciera a
Electra por completo. Nuestros encuentros nunca pasaban de besos y unas cuantas
caricias juguetonas, y aún así me sentía tan suyo y ella era tan mía. De hecho
no nos cansábamos de repetirlo el uno al otro. Cada qué podíamos era escuchar
de la voz del otro el reclamo de posesión.
En cuanto a Rubí… la verdad es que tenía mucho tiempo sin
verla o buscarla. Mi pretexto usual era: «Tengo
que estar con la familia a la que sirvo en el inframundo, lo siento.» Ella
siempre entendía. Nunca se desesperaba, nunca reclamaba, siempre me recibía con
los brazos abiertos. Sinceramente eso era lo que me hacía sentir peor. Según
sé, las mortales nunca soportan tantas ausencias de su pareja… bueno… es que
las demás mortales salen con chicos de su especie. No lo sé.
Para estos tiempos, Jessenia ya sabía de mi relación
clandestina con Electra. Se supone que se lo debía de haber contado a Said,
pero me incline más a contarle a la duquesa de la seducción y la infidelidad.
Ella tendría que entender ¿No?
—A ver, déjame ver si entendí —Se llevó una mano a la sien—
¿Estas engañando a Rubí con la demonio que encontraste?
—Eso de engañar se escucha muy feo… pero creo que sí, en concreto es eso.
— ¿Por qué?
—Me gustó Electra… y mucho. Tal vez porque con ella no reparo en hacer las cosas, simplemente las hago. Ella comprende mi trabajo y demás.
—Por un lado, no debería de permitir que le hicieras eso a mi amiga. —Hizo una pausa y yo me hundí en el asiento— Por otro lado, mi naturaleza me dice que te deje hacer lo que quieras. Al fin y al cabo, mi especialidad es la infidelidad de los mortales.
—Espera ¿Qué? —La miré confundido— ¿Estás diciendo que siga siendo infiel?
—Yo solo digo que sigo mi trabajo. —Se levantó y posó detrás de mí— Escúchame Alexander —Me habló al oído— Tú solo este confundido… aunque puedo asegurar que yo no intervine, como sea. Necesitas equivocarte, porque por más que te lo digamos, no vas a entrar en razón. Tienes todas las características de un humano enamorado de su amante. —Nuevamente habló en voz alta, y se posó frente a mí— Si alguien pregunta, puedes culpar que yo intervine solo para experimentar, sólo si te llegan a descubrir. Said no puede saber que estoy ayudándote…me mataría y me mantendría en abstinencia —Soltó una risa burlona— Ve, haz lo que tengas que hacer. Yo te cubro.
—Eso de engañar se escucha muy feo… pero creo que sí, en concreto es eso.
— ¿Por qué?
—Me gustó Electra… y mucho. Tal vez porque con ella no reparo en hacer las cosas, simplemente las hago. Ella comprende mi trabajo y demás.
—Por un lado, no debería de permitir que le hicieras eso a mi amiga. —Hizo una pausa y yo me hundí en el asiento— Por otro lado, mi naturaleza me dice que te deje hacer lo que quieras. Al fin y al cabo, mi especialidad es la infidelidad de los mortales.
—Espera ¿Qué? —La miré confundido— ¿Estás diciendo que siga siendo infiel?
—Yo solo digo que sigo mi trabajo. —Se levantó y posó detrás de mí— Escúchame Alexander —Me habló al oído— Tú solo este confundido… aunque puedo asegurar que yo no intervine, como sea. Necesitas equivocarte, porque por más que te lo digamos, no vas a entrar en razón. Tienes todas las características de un humano enamorado de su amante. —Nuevamente habló en voz alta, y se posó frente a mí— Si alguien pregunta, puedes culpar que yo intervine solo para experimentar, sólo si te llegan a descubrir. Said no puede saber que estoy ayudándote…me mataría y me mantendría en abstinencia —Soltó una risa burlona— Ve, haz lo que tengas que hacer. Yo te cubro.
Emocionado me levante y le abrace efusivo. Cuando fui a su
casa sentía que me iba a gritar, regañar, o decirle a Said. Después de todo,
Rubí y ella se habían hecho muy buenas amigas, así que pensé que se podría de
su lado. Al parecer, por más que haya dejado su trabajo, le siguen gustando ese
tipo de situaciones, pero eso sí, es incapaz de hacerle algo parecido a mi
mejor amigo.
Hablando de Said, entró en la casa mientras yo le agradecía
inmensamente su ayuda.
— ¿A qué se debe tanto amor a mi esposa?
—Lo seducía solo un poquito, amor —Intervino Jessenia, con voz divertida— ¿Puedo seguir con mi trabajo?
—Oh no, eso solo mientas no estoy en casa —Se apareció detrás de ella y le abrazo por la espalda— Recuerda que soy muy celoso, y tú solo mía.
—Te busco luego, Alexander.
—Me quedaré con las ganas —Le seguí la broma y reí— Sea como sea, yo ya me iba. Tengo cosas que hacer.
— ¿No te quedas a comer? —Preguntó mi amigo. —Me gustaría, pero mi familia me está buscando últimamente —Miré a Jessenia y luego a Said. Solo espero que él no indague o se me note a mí. Por nuestra amistad de siglos es bastante fácil descubrir al otro— Luego vengo a comer.
—Lo seducía solo un poquito, amor —Intervino Jessenia, con voz divertida— ¿Puedo seguir con mi trabajo?
—Oh no, eso solo mientas no estoy en casa —Se apareció detrás de ella y le abrazo por la espalda— Recuerda que soy muy celoso, y tú solo mía.
—Te busco luego, Alexander.
—Me quedaré con las ganas —Le seguí la broma y reí— Sea como sea, yo ya me iba. Tengo cosas que hacer.
— ¿No te quedas a comer? —Preguntó mi amigo. —Me gustaría, pero mi familia me está buscando últimamente —Miré a Jessenia y luego a Said. Solo espero que él no indague o se me note a mí. Por nuestra amistad de siglos es bastante fácil descubrir al otro— Luego vengo a comer.
Me despedí de ambos y, transformado en gato, salí de su casa
a perderme entre las calles hasta llegar a mi apartamento. Tenía que dejar todo
arreglado para salir al día siguiente con Rubí, y por la noche con Electra. Si
pudiera cancelar con Rubí realmente sería muy feliz, pero bueno.
Llegué a mi apartamento, pero las palabras de Jessenia
seguían resonando, aunque no quisiera. «Solo estás equivocado» Esa era la
principal. «Necesitas equivocarte para poder comprender» ¿Acaso era cierto que
debía estar con mi mortal? Eso no es algo común en ninguno de nuestros mundos,
pero siempre hay una primera vez para todo ¿No? Aunque sinceramente lo dudo, yo
estoy seguro de estar enamorado de Electra, mi demonio consentida.
Mientras organizaba la ropa para el día siguiente, uno de
mis compañeros llegó hasta mí. Él, a diferencia de mí, era un «zero». Ya sabes,
esas cosas que son mitad ángel y mitad demonio. Bastante neutros en sus
trabajos, unos se inclinan más por un bando que por el otro, pero la seriedad
es algo común en esa raza. Alegre lo salude, aunque él me vio algo asustado.
— ¿Qué pasa? —Pregunté al notar su tensión— ¿Algo malo?
¿Otra guerra?
—No —Comentó a secas — La familia te busca. Se ven bastante enojados y la señora bastante confundida. ¿Has hecho algo incorrecto? ¿O no has rendido cuentas de tus acciones?
—Al contrario. De hecho, hasta saben de mi relación con Rubí. No entiendo que pasara.
—Yo menos, pero te recomiendo ir cuanto antes.
—No —Comentó a secas — La familia te busca. Se ven bastante enojados y la señora bastante confundida. ¿Has hecho algo incorrecto? ¿O no has rendido cuentas de tus acciones?
—Al contrario. De hecho, hasta saben de mi relación con Rubí. No entiendo que pasara.
—Yo menos, pero te recomiendo ir cuanto antes.
Asentí con la cabeza, antes de que un suspiro pesado saliera
de mis labios. El zero simplemente me dio una palmada en el hombro, para
desaparecer después. Una vez solo, mire el reloj. Confiado de que la situación
sería corta, aparecí en el jardín de la casa de la familia a la que sirvo. De
inmediato, Valerie, la hija menor, se hizo presente para abrazarme efusiva.
Ella me tenía adoptado como una especie de mascota, así que nuestra relación
era bastante amena. Le pedí que me llevara hasta dónde sus padres.
— ¿Qué hiciste está vez? Gato travieso, mamá y papá están
bastante molestos.
—Estoy seguro de que esta vez no hice nada. Todo ha estado en los lineamientos que me impusieron.
— ¿Seguro? —Preguntó curiosa— Me preocupa que te lleguen a hacer algo por andar de travieso con las personas.
—Estoy seguro de que esta vez no hice nada. Todo ha estado en los lineamientos que me impusieron.
— ¿Seguro? —Preguntó curiosa— Me preocupa que te lleguen a hacer algo por andar de travieso con las personas.
Pique su nariz y le pedí que no se preocupara. La verdad me
pareció extraño que los señores estuvieran enojados, así que espero que todo
sea solo un malentendido. Valerie se fue, dejándome al pie de la puerta. Un
suspiro intranquilo se escapó, y entonces abrí la puerta.
—Alexander —Habló Akop Farell. Él es el demonio filipino que
tiene contrato conmigo. Su familia y la mía van de la mano desde hace años, así
que me tocó servir a ésta generación— Quiero suponer que sabes por qué te hemos
citado aquí.
—La verdad es que no, señor. —Contesté aún confundido— Hasta el momento he informado cada uno de mis movimientos, incluso saben qué tengo una relación con una joven mortal.
—El problema no es ese —Intervino Bietka, su mujer— Lo de menos es la mortal, al fin y al cabo tienen su promedio de vida. Te llamamos por aquella relación clandestina con Electra.
—La verdad es que no, señor. —Contesté aún confundido— Hasta el momento he informado cada uno de mis movimientos, incluso saben qué tengo una relación con una joven mortal.
—El problema no es ese —Intervino Bietka, su mujer— Lo de menos es la mortal, al fin y al cabo tienen su promedio de vida. Te llamamos por aquella relación clandestina con Electra.
Cerré los ojos, apretándolos fuertemente. Sinceramente no
creí que eso llegara a afectar el contrato que tenía, más porque, según yo,
Electra no estaba en la «lista negra» de mis jefes. Solté un pequeño soplido,
casi imperceptible y acomodé mis ropas.
—Si quieres mantener la libertad que te damos, deberás
romper con ella. Y en el remoto caso, que desees liberarte de nuestro contrato,
la única opción que te damos es casarte con la mortal.
— ¡¿Por qué?! —Casi grité— Electra no se mete con esta familia, no tiene interés en robar las almas que ustedes tienen a cargo o destinadas, no se meten con sus tierras, ni mucho menos con Valerie. ¿Por qué debo de alejarme de ella?
—Por una razón simple: Es una fugitiva. Se le busca, y no queremos que nuestros nombres se vean afectados por el estúpido impulso de nuestro sirviente.
— ¿Fugitiva?
—Eso no te corresponde saberlo —Se levantó Bietka— Lo que importa es tomar tu decisión. Si nos enteramos que sigues viendo a esa demonio, te revocaremos las habilidades, y sabes lo que eso significa.
— ¡¿Por qué?! —Casi grité— Electra no se mete con esta familia, no tiene interés en robar las almas que ustedes tienen a cargo o destinadas, no se meten con sus tierras, ni mucho menos con Valerie. ¿Por qué debo de alejarme de ella?
—Por una razón simple: Es una fugitiva. Se le busca, y no queremos que nuestros nombres se vean afectados por el estúpido impulso de nuestro sirviente.
— ¿Fugitiva?
—Eso no te corresponde saberlo —Se levantó Bietka— Lo que importa es tomar tu decisión. Si nos enteramos que sigues viendo a esa demonio, te revocaremos las habilidades, y sabes lo que eso significa.
Apreté los puños y asentí con la cabeza gacha. El único
problema de los metamorfos, es que nuestros dueños nos podrían revocar de los
poderes, o simplemente liberarnos del contrato. Si hacían lo primero, aparte de
que nos quedábamos a la deriva en cualquier lugar que estemos, nuestra vida se
reducía a apenas una semana, depende de cuanto sea el enojo de los superiores;
si hacían lo segundo, nuestros poderes y vida inmortal permanecían con
nosotros, solo que sin la necesidad de servir a alguna familia, simplemente
éramos libres si nos otorgaban la liberación del contrato. Claro está, son
contados los que lo logran.
Salí del salón principal, encontrándome de nuevo con Valerie.
Corrió emocionada a abrazarme.
— ¡Gato! Pensé que te habían hecho algo malo. Escuché los
gritos, y me asusté bastante.
—Te dije que nada me pasaría —Revolví su cabello— Solo un fallo de cálculos por ayudar a una demonio que encontré en peligro, pero ya todo está resuelto.
— ¿Seguro?
—Bueno, lo voy a resolver en cuanto llegue al mundo mortal. Me tengo que ir, prometo venir en la semana para visitarte.
—Te dije que nada me pasaría —Revolví su cabello— Solo un fallo de cálculos por ayudar a una demonio que encontré en peligro, pero ya todo está resuelto.
— ¿Seguro?
—Bueno, lo voy a resolver en cuanto llegue al mundo mortal. Me tengo que ir, prometo venir en la semana para visitarte.
Valerie asintió, me dio un tirón de cabello por «mal
portado» y desaparecí del lugar. A veces pienso que nunca debí de haber salido
de la residencia de mis amos, pero la verdad es que me aburría bastante ahí. No
soy una mascota de 24 horas.
Una vez en el mundo mortal, me di cuenta de que aún tenía un
par de horas antes de ir en búsqueda de Electra. Necesitaba hablar con alguien,
así que le pedí, nuevamente, un consejo a Jessenia. Juro que tengo las
intenciones de contarle todo a Said, pero me asusta demasiado lo que llegue a
pensar, o lo que me llegue a decir, supongo que encontraré el momento adecuado en
otra ocasión. En menos de 15 minutos,
estaba en una cafetería de frente a Jessenia.
— ¿Ahora qué pasa Alex?
—Tengo que alejarme de Electra —Tenía planeado seguir, pero ella me interrumpió.
—Tu familia te ha pedido que dejes a la fugitiva de lado. El problema es que no has terminado de experimentar y te sientes confundido pues sabes que, de cierto modo, no sobrevivirías mucho tiempo de esa criatura que te tiene en confusión. En pocas palabras, necesitas más tiempo para «experimentar» antes de tomar tu decisión.
—Realmente te iba a decir que si seguía con Electra me iban a revocar los poderes, y solamente casándome con Rubí podría liberarme del contrato.
—Creo que eso no me lo esperaba —Bebió un poco de su bebida—Bueno, por parte de Electra sí, era obvio que tu familia no dejaría que te acercaras a una fugitiva, el problema es lo de Rubí. ¿Planeas casarte con ella?
— ¡No! Está bien que no haya roto con ella, a pesar de estar con Electra, pero eso no significa que quiera formalizar a ese grado con ella. ¿Sabes qué pienso? Que, en algún momento dado, ella se convirtió en mi mero amor platónico, algo inalcanzable el pensar estar con ella para siempre.
—Nunca te imaginaste que la familia Farell te diera ese permiso. Pero tampoco puedes estar jugando tanto, Alexander.
—Lo sé. Por un lado, deseo estar siempre con Electra, pero no quiero renunciar a mis poderes, y mi vida, bajo ninguna circunstancia, si me voy con Rubí…
—Alexander, no estás amando de verdad a ninguna, te estás amando más a ti. Eres un egoísta, no has cambiado en nada. —Me recriminó— No has entendido nada, ni porque has visto a tu mejor amigo casado, ni siquiera porque estás viviendo esto en carne propia. Alexander, si amas de verdad vas a dejar lo que tienes por vivir tu aventura con tu otra mitad. Ve que nunca he sido romántica y mucho menos, pero eso es lo que yo he vivido. Perdí mi poder, sí, perdí mi título, también, pero eso no me ha importado para nada, simplemente estoy feliz con Said. Tú interpones tus poderes ante Electra o Rubí.
— ¿Vivir una aventura?
—Una relación verdadera es toda una aventura loca.
—Necesito un poco más de tiempo, Jessenia —La miré suplicante— Por favor, ayúdame a escapar.
—Lo que me estás pidiendo es demasiado. No puedo.
—Jess, eras la más rebelde, la que menos pensaba en las consecuencias.
—Eso cuando estaba sola. Ahora necesito pensar por mi marido, por mí, y por nuestro hijo.
—Su ¿Qué?
—Sorpresa —Rió— pero ese no es el punto ¿Para qué necesitas el tiempo?
—Tengo que alejarme de Electra —Tenía planeado seguir, pero ella me interrumpió.
—Tu familia te ha pedido que dejes a la fugitiva de lado. El problema es que no has terminado de experimentar y te sientes confundido pues sabes que, de cierto modo, no sobrevivirías mucho tiempo de esa criatura que te tiene en confusión. En pocas palabras, necesitas más tiempo para «experimentar» antes de tomar tu decisión.
—Realmente te iba a decir que si seguía con Electra me iban a revocar los poderes, y solamente casándome con Rubí podría liberarme del contrato.
—Creo que eso no me lo esperaba —Bebió un poco de su bebida—Bueno, por parte de Electra sí, era obvio que tu familia no dejaría que te acercaras a una fugitiva, el problema es lo de Rubí. ¿Planeas casarte con ella?
— ¡No! Está bien que no haya roto con ella, a pesar de estar con Electra, pero eso no significa que quiera formalizar a ese grado con ella. ¿Sabes qué pienso? Que, en algún momento dado, ella se convirtió en mi mero amor platónico, algo inalcanzable el pensar estar con ella para siempre.
—Nunca te imaginaste que la familia Farell te diera ese permiso. Pero tampoco puedes estar jugando tanto, Alexander.
—Lo sé. Por un lado, deseo estar siempre con Electra, pero no quiero renunciar a mis poderes, y mi vida, bajo ninguna circunstancia, si me voy con Rubí…
—Alexander, no estás amando de verdad a ninguna, te estás amando más a ti. Eres un egoísta, no has cambiado en nada. —Me recriminó— No has entendido nada, ni porque has visto a tu mejor amigo casado, ni siquiera porque estás viviendo esto en carne propia. Alexander, si amas de verdad vas a dejar lo que tienes por vivir tu aventura con tu otra mitad. Ve que nunca he sido romántica y mucho menos, pero eso es lo que yo he vivido. Perdí mi poder, sí, perdí mi título, también, pero eso no me ha importado para nada, simplemente estoy feliz con Said. Tú interpones tus poderes ante Electra o Rubí.
— ¿Vivir una aventura?
—Una relación verdadera es toda una aventura loca.
—Necesito un poco más de tiempo, Jessenia —La miré suplicante— Por favor, ayúdame a escapar.
—Lo que me estás pidiendo es demasiado. No puedo.
—Jess, eras la más rebelde, la que menos pensaba en las consecuencias.
—Eso cuando estaba sola. Ahora necesito pensar por mi marido, por mí, y por nuestro hijo.
—Su ¿Qué?
—Sorpresa —Rió— pero ese no es el punto ¿Para qué necesitas el tiempo?
Enmudecí un instante y sonreí. Está bien, eso era más sorprendente que nada.
Ya tendría tiempo después de felicitarlos a ambos, e incluso molestar a Said
por eso.
—Me quiero ir por un tiempo con Electra. Prometo que si nos
capturan nunca mencionaré tu nombre.
—Aún si no lo mencionas, con rastrear la energía que tienes es suficiente para saber que yo fui la creadora de esa locura.
—Por favor.
—Said se enterará de esto —Suspiró pesado y yo la vi triste. Supe que no me quedaba de otra, tampoco le podría cargar toda la mano a ella.
—No importa. Prometo también apoyarte con él, solo ayúdanos a escapar.
—Aún si no lo mencionas, con rastrear la energía que tienes es suficiente para saber que yo fui la creadora de esa locura.
—Por favor.
—Said se enterará de esto —Suspiró pesado y yo la vi triste. Supe que no me quedaba de otra, tampoco le podría cargar toda la mano a ella.
—No importa. Prometo también apoyarte con él, solo ayúdanos a escapar.
A regañadientes, aceptó ayudarme. Solo necesitamos que no
nos puedan rastrear cierto tiempo. Fuimos hasta el apartamento de ella, sacó
algunas cosas de su maleta, un par de dijes rojos, para ser exactos, y me los
entregó.
—Esto es lo que yo usaba para ver a tu amigo, y nadie se
enteraba de mi ausencia.
—Gracias —Tomé ambos y le miré dudoso— ¿Cómo los uso?
—Una vez que estén juntos, ponen una gota de la sangre en el centro del dije contrario. Brillará por un momento, y luego los esconderá como unos simples mortales. Si uno se deshace del dije, el hechizo se rompe y darán con ustedes de inmediato. ¿Qué harás con Rubí?
—Lo de siempre: Estoy en el inframundo con mi familia.
—Es la última vez que te voy a ayudar, si con esto no resuelves tus sentimientos, estarás solo.
—Ya te dije que estoy seguro de querer a Electra.
—Sé diferenciar entre pasión y amor, lo tuyo es pasión…creo que por ambas.
—Gracias —Tomé ambos y le miré dudoso— ¿Cómo los uso?
—Una vez que estén juntos, ponen una gota de la sangre en el centro del dije contrario. Brillará por un momento, y luego los esconderá como unos simples mortales. Si uno se deshace del dije, el hechizo se rompe y darán con ustedes de inmediato. ¿Qué harás con Rubí?
—Lo de siempre: Estoy en el inframundo con mi familia.
—Es la última vez que te voy a ayudar, si con esto no resuelves tus sentimientos, estarás solo.
—Ya te dije que estoy seguro de querer a Electra.
—Sé diferenciar entre pasión y amor, lo tuyo es pasión…creo que por ambas.
Para variar, me defendí de sus palabras, aunque no llegamos
a nada. Jessenia está convencida de que no siento nada por nadie, más que
atracción superficial, o pasión. Yo sé que está equivocada, amo a Electra y no
hay vuelta atrás.
Salí corriendo de su apartamento, con ambos dijes en mi
hocico (es más fácil moverme en mi forma de gato) hasta arribar ahí. Tomé un
par de prendas, las metí en una bolsa cualquiera, no dejé ni una nota, nada.
Salí nuevamente de ahí hasta donde tenía que verme con Electra.
Con mi forma humana, me abrí paso en nuestra pequeña
guarida. Cuatro simple paredes, un cuarto cualquiera, algo desordenado y
oscuro, pero suficiente para que ambos estuviéramos a gusto con el otro.
Electra ya estaba en el lugar, miraba por la ventana mientras me esperaba. Una
vez que notó mi presencia se lanzó a abrazarme.
— ¡Mi gato! —Me besó tierno como bienvenida— Tú no eres
impuntual ¿Qué pasó?
—Estaba planeando algo —Correspondí al beso y no la solté. Necesitaba más que nunca estar entre sus brazos—Bonita, te propongo algo.
— ¿Qué pasa por tu mente?
—Hay que escaparnos.
— ¿Cómo? —Me miró confundida y sorprendida.
—Sí, vámonos. Dejemos de lado todo, creemos una vida alterna, olvidémonos del resto.
—Pero gato ¿Tú familia? ¿Tus amigos? Y en especial…. —Apretó los labios— Ella…Rubí ¿Qué hay con ellos?
—Olvídate de ellos, simplemente seremos tú y yo, como en este cuarto, pero ya sin la necesidad de escondernos.
— ¿Estás seguro?
—Tan seguro como que soy tuyo.
—Estaba planeando algo —Correspondí al beso y no la solté. Necesitaba más que nunca estar entre sus brazos—Bonita, te propongo algo.
— ¿Qué pasa por tu mente?
—Hay que escaparnos.
— ¿Cómo? —Me miró confundida y sorprendida.
—Sí, vámonos. Dejemos de lado todo, creemos una vida alterna, olvidémonos del resto.
—Pero gato ¿Tú familia? ¿Tus amigos? Y en especial…. —Apretó los labios— Ella…Rubí ¿Qué hay con ellos?
—Olvídate de ellos, simplemente seremos tú y yo, como en este cuarto, pero ya sin la necesidad de escondernos.
— ¿Estás seguro?
—Tan seguro como que soy tuyo.
Me envolvió en un abrazo efusivo y un beso lleno de amor y
ternura. Nunca había sido tan feliz rompiendo las reglas, y menos en compañía.
Realmente me hacía sentir vivo esta situación, y más el pensar que la compartía
con la chica que tanto me gustaba. Acto seguido a nuestro beso, seguimos las
instrucciones que me había dado Jessenia. Nos colgamos los dijes al cuello, y
partimos, tomados de la mano, a una ciudad vecina de dónde estábamos
originalmente.
Es hora de vivir la aventura de mi vida. No puedo vivir
eternamente escondido, pero lo haré por el tiempo que me sea posible.
Lo siento Rubí, pero no puedo estar más contigo…
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